La bachata está de fiesta. La noticia de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la ha declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ha dado una gran satisfacción a los intérpretes del género.
Con un recorrido parecido a otros estilos musicales como el tango, de Argentina o el jazz, de Estados Unidos, el ritmo de amargue tuvo unos orígenes que la situaron primero en espacios bajos de la sociedad, algo que tuvo en ese momento el rechazo de una buena parte de la ciudadanía.
Un camino que lo llevó del boite, las barras de los barrios bajos de Santo Domingo, en los 70 y 80, con cantantes como Luis Segura, Leonardo Paniagua, y con Radio Guarachita con Radhamés Aracena a la cabeza, como principales focos de difusión, a tener hoy el nivel de música pop con una figura de la dimensión de Romeo Santos.
ara luego llegar a espacios más intelectuales con autores como Luis Días y después Juan Luis Guerra, hasta que en los 90 figuras como Anthony Santos, Luis Vargas, Raulín Rodríguez y Frank Reyes lo convirtieron en un género de disfrute en todos los espacios.
Reyes, por ejemplo, llevó su música al prestigioso escenario del Anfiteatro de Altos de Chavón, poco antes de que Aventura, Romeo Santos y Prince Royce la llevaran a la juventud, y esta atesorara sus temas al lado de los cantantes de música romántica, pop rock y reguetón.