WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Donald Trump, desafió ayer al FBI y al Departamento de Justicia al permitir la publicación de un polémico informe republicano que acusa a esas agencias de negligencia en la investigación sobre la trama rusa, y de ignorar el sesgo de una de sus fuentes a favor de los demócratas.
Los republicanos del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes publicaron el informe tras recibir el beneplácito de Trump, que accedió a desclasificarlo a pesar de la advertencia del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de que el documento contenía “omisiones de hechos materiales” que comprometían su “exactitud”.
“Lo hemos desclasificado, lo hemos enviado al Congreso. Es terrible, es una desgracia lo que está pasando en este país. Mucha gente debería sentirse avergonzada de sí misma”, dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca.
El presidente no descartó despedir al “número dos” del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, que se encuentra entre los acusados de negligencia en el memorando. Preguntado por los periodistas al respecto, Trump se limitó a responder: “Deduzcan ustedes lo que va a pasar”.
El informe, redactado por el equipo del congresista republicano Devin Nunes, un aliado de Trump que preside el Comité de Inteligencia, denuncia supuestos abusos en el procedimiento que siguió el FBI para poder vigilar las comunicaciones de Carter Page, que en 2016 fue asesor de la campaña electoral del ahora presidente.
El FBI sospechaba que Page podía haber actuado como agente ruso, y en octubre de 2016 solicitó por primera vez espiar sus comunicaciones a un tribunal confidencial establecido bajo la ley de Vigilancia de Inteligencia Exterior (FISA, en inglés).
Esa ley establece que, para vigilar a un ciudadano estadounidense, deben hacerse solicitudes separadas cada 90 días, y el informe asegura que hubo cuatro peticiones en total, lo que significa que Page estuvo bajo vigilancia hasta finales de 2017.
Tres de esas solicitudes las aprobó el entonces director del FBI, James Comey, que fue despedido en mayo de 2017, y otra la firmó el que fuera director en funciones hasta agosto del año pasado, Andrew McCabe, que renunció a su puesto en esa agencia el pasado lunes.
Además, tres dirigentes del Departamento de Justicia dieron su beneplácito a la solicitud judicial de vigilancia: Sally Yates, Dana Boente y Rod Rosenstein; de los cuales los dos últimos siguen en activo en el Gobierno de Trump.
El informe acusa a todos esos funcionarios de “ignorar u ocultar”en su solicitud judicial “las motivaciones financieras e ideológicas en contra de Trump” de una de las fuentes del FBI: el exespía británico Christopher Steele.
Ese exespía escribió en 2016 un famoso dossier lleno de detalles sórdidos sobre Trump, y los republicanos del Comité de Inteligencia denunciaron en el informe que ese documento de Steele fue “una parte esencial” en la decisión de solicitar la vigilancia a Page.
Según el memorando, Steele había recibido “más de 160.000 dólares del DNC (Comité Nacional Demócrata) y la campaña de (Hillary) Clinton” para “obtener información denigrante sobre los lazos de Trump con Rusia”, que incluyó en su dossier.
Sin embargo, ninguna de las solicitudes de vigilancia “divulgó o hizo referencia” a los nexos de Steele con los demócratas.
Horas antes de divulgarse el informe, Trump ya había dejado clara su frustración con la cúpula del FBI y el Departamento de Justicia. “Los altos líderes e investigadores del FBI y el Departamento de Justicia han politizado el sagrado proceso investigativo a favor de los Demócratas y contra los Republicanos”, tuiteó Trump.
La oposición demócrata ha advertido de que Trump puede usar la publicación del memorando para desacreditar la investigación sobre los lazos entre su campaña electoral y Rusia que lidera el fiscal especial Robert Mueller.
Trump no puede despedir a Mueller sin el permiso del encargado de supervisar la investigación en el Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, por lo que, en teoría, podría usar el informe para deshacerse primero de ese funcionario y luego del fiscal especial.
El secretario de Justicia de EE.UU., Jeff Sessions, que no tiene poder sobre la investigación rusa porque decidió inhibirse de las decisiones sobre el tema, evitó hoy defender a Rosenstein en un comunicado, y dijo que el Departamento que dirige “no es perfecto”.
El director del FBI, Christopher Wray, no se pronunció sobre el informe, pero la Asociación de Agentes de esa agencia aseguró que “no permitirán” que “políticas partidistas” les distraigan de su compromiso con el país.
Mientras, el líder de los demócratas en el Comité Judicial de la Cámara Baja, Jerrold Nadler, acusó al Partido Republicano, que se ha mostrado unido en su apoyo a la publicación del informe, de ser “cómplice de la campaña para obstruir el trabajo” de Mueller.EFE
Lucía Leal