La enfermedad COVID-19 que provoca el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 se mantendrá incidiendo en la salud de los dominicanos durante mucho tiempo. Todavía el país pasa por el primer impacto de la enfermedad, de la que ya especialistas internacionales, y la propia Organización Panamericana de la Salud (OPS), advierten una posible segunda ola en los próximos meses.
A los dominicanos les toca aprender a convivir con el virus, una realidad que se mantendrá por lo menos hasta el año 2021, de acuerdo al médico Amado Alejandro Báez, director ejecutivo del Comité de Emergencia y Gestión Sanitaria para el combate del COVID-19, que creó el Poder Ejecutivo el pasado 1 de abril mediante el Decreto 141-20.
Designado asesor del Poder Ejecutivo en Salud Pública y Sistemas de Desastres, Emergencias Masivas y Cuidados Críticos, Báez es un médico emergenciólogo que además de ser coordinador de Educación Médica Continúa de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), se ha destacado fuera del país por ser director fundador del Instituto de Medicina Operacional de Harvard, director del Programa de Medicina de Emergencia en el Hospital Jackson Memorial y la Universidad de Miami y Jefe de Medicina de Emergencia en el Hospital del Condado de Kings, Brooklyn Estados Unidos.
Atareado en su quehacer diario, el especialista conversa, vía mensajería electrónica, con Diario Libre sobre la lucha contra el COVID-19 en República Dominicana y destaca, entre otras cosas, las oportunidades que la pandemia ha traído consigo. Una de ellas, dice, “evidenció la importancia de tener un sistema fuerte de atención primaria”, una materia pendiente del sistema de salud nacional 19 años después de promulgarse la Ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social.
P-Tomando en cuenta los registros actuales de la enfermedad, ¿cómo evalúa la respuesta de República Dominicana a la pandemia?
R-República Dominicana, no solamente por apreciación nuestra, sino por reportes de organismos internacionales y de instituciones académicas, ha tenido uno de los mejores desenvolvimientos regionales en términos de manejo del COVID-19. No es solo un logro del Gobierno sino de todos los dominicanos que han sacrificado mucho para llevarnos a donde estamos, y eso se evidencia en una tasa de letalidad que se va reduciendo cada día en número de casos diarios que, desde una proporción relativa al número de pruebas hechas, se mantiene estable o reduciendo. En el número de pruebas que van aumentando diario, en indicadores de servicios de salud, camas de intensivos, respiradores, donde tenemos una de las tasas menores de hospitalización crítico que es de 1.7 %, tres veces menor que los promedios reportados a nivel internacional.
Esa combinación de indicadores epidemiológicos, indicadores de utilización del sistema de salud, nos posicionan de una forma buena, correcta, en el manejo del COVID-19. Y ese balance entre estrategias preventivas, políticas, tácticas, todos los operativos en regiones donde se visualiza una incidencia alta, toda esa combinación, con el esfuerzo de comunicación, de distanciamiento social, los sacrificios que han tenido todos, han creado esos resultados positivos.
P-¿En qué etapa de la pandemia se encuentra República Dominicana, exactamente?
R-Creo que hay que entender no es solamente la etapa nacional sino las perspectivas locales, en cuanto a regiones, provincias y municipios. Cuando vemos la perspectiva de provincias, vemos que doce de 15 tienen estabilidad en la curva con una meseta muy pronunciada. Eso habla de que el número de casos se ha estabilizado y la mitad de esas presentan una tendencia hacia una desaceleración, el número de casos ha ido disminuyendo, con la excepción del Gran Santo Domingo y San Cristóbal, por ejemplo, donde sí se evidencian unos números que aumentan. Pero se hizo un operativo hace apenas unos días y hay que ver los resultados en una forma objetiva. Al final, creo que el diagnóstico global es bueno, donde el indicador “Objetivo epidemiológico” está evidenciando buenos resultados y donde el sentimiento global es positivo. Todo eso en conjunto es lo que ha llevado a una decisión objetiva de desescalar, de re-arrancar los elementos económicos de una forma segura e inteligente.
P-Cada día se registran números altos de nuevos contagios, aunque con mayor número de pruebas realizadas. Esos datos reflejan que una gran cantidad de personas tiene el virus. ¿Se puede hablar de control bajo esas condiciones?
R-Hablando de los indicadores un poco más. Un resultado esperado cuando del aumento de pruebas, cuando uno hace 2,000 pruebas, es que el número absoluto de positivos, así como el número absoluto de negativos aumenta. Pero es interesante que uno ve el número de positivos, pero, de repente, también hay que ver la totalidad y entender el concepto relativo. El número relativo se ha mantenido estable de forma global y se ha visto estable a nivel nacional y disminuyendo en provincias donde hemos hecho intervenciones. Esa estabilidad es lo que ha llevado a conversaciones objetivas y contundentes sobre la reapertura económica. Al final, cuando combinamos esos resultados de más de 50,000 pruebas PCR, junto con decenas de miles de pruebas rápidas, tenemos un entendimiento más preciso del curso epidemiológico y de repente, las pruebas PCR también cargan un componente importante de pacientes que están ingresados al seguro hospitalario y por tanto hay una preselección de enfermos.
P-¿Qué impacto sanitario se puede esperar de una reapertura económica y qué acciones debe implementar el país para evitar un rebrote?
R-Desde una perspectiva comunitaria, las pruebas rápidas se han hecho grandes operativos en todas la comunidades, y los resultados de las pruebas rápidas demuestran un número de positivos de alrededor de un 6 %, que es un número favorable que representa mejor el curso comunitario del COVID-19. Ante eso, entendemos que toda conversación sobre apertura económica necesariamente tiene que hacerse dentro de una perspectiva de estabilización epidemiológica, desaceleración epidemiológica, pero también combinado, no solamente desde un aspecto global, nacional, sino entender cómo se maneja la epidemiología a nivel local y hablar entonces de una apertura o un re-arranque o una desescalada inteligente y segura. Hablamos de una serie de protocolos para cuidar a las empresas y sus empleados, protocolos que implican esquemas de prevención, distanciamiento físico, distanciamiento social, pruebas para monitoreo, streaming para monitoreo, contact training a través de aplicaciones inteligentes, y esa combinación de todo nos permite tener un entendimiento, no de la perspectiva nacional, sino del comportamiento epidemiológico en esas empresas y en la localidad donde operan las empresas. Esa es la forma en que realmente se debe hacer un abordaje entre ese balance epidemiológico y la salud pública, entendiendo que la salud pública es importante y organizaciones como las OPS han hecho una gran labor a nivel epidemiológico y a nivel de salud pública por mucho tiempo, pero una nación es igual que el cuerpo humano…, el cuerpo humano no es solamente cerebro, corazón o pulmón, es la totalidad de esos órganos que nos dan la vida; entonces, hay que entender que una nación no es solamente salud pública, sino que es un balance entre economía, sociedad, salud pública, elementos políticos, elementos religiosos. Hay una combinación de factores que hacen una nación y todo esos tiene que sopesarse desde una perspectiva macro e integral.
P-La OPS alerta sobre una segunda ola de contagios ¿A partir de qué momento podríamos decir que en República Dominicana estaríamos terminando la primera y para cuándo esperar una segunda?
R-La pregunta sobre las olas y los picos es interesante. República Dominicana todavía está viendo los resultados de la primera ola, inclusive, pensamos que ese aplanamiento de la curva ha creado un desplazamiento hacia la derecha en el tiempo de esta primera ola, lo cual era lo que buscábamos. La curva se aplana para que el pico de casos no supere la capacidad en salud. El sistema de salud nunca ha llegado a superarse por encima del 50% de utilización, porque las maniobras de prevención, distanciamiento físico, uso de mascarillas, lavado de manos, cuarentena, todo eso ha funcionado. Todavía estamos evidenciando esa primera ola y mientras mejor uno hace el trabajo de prevención, más se desplaza en el tiempo esa curva. Sí, hay expertos internacionales que hablan de una segunda ola y picos asociados a esa segunda ola, entienden que vendrá en otoño o invierno, y entendemos que es una gran posibilidad. Y entendemos también que tenemos que vivir con el COVID y aceptar la “covidianidad”, que es la cotidianidad conviviendo con el COVID, como bien dijo el Presidente (Danilo Medina). Tenemos que entender eso hasta el 2021, hasta que haya una vacuna que, combinado con la inmunidad natural, esa inmunidad adquirida en una vacuna nos permita tener inmunidad de rebaño y de esa forma controlar la propagación de este virus. Eso, la realidad es que hasta el 2021 no vemos otra forma que aceptar que esa es nuestra realidad.
P-¿Cuál entiende que ha sido la mayor dificultad que ha tenido el país para enfrentar la pandemia?
R-Las dificultades, no son solamente de República Dominicana. En muchas ocasiones he conversado de que esta es una pandemia que afecta al mundo entero de una forma no antes vista, que ha generado un shock económico importantísimo que ha afectado líneas de suministros, líneas de logística, línea de producción, pero al mismo tiempo ha creado una demanda exagerada a nivel global de los mismos insumos que necesitamos en República Dominicana para combatir el COVID-19. Una demandas de equipos de protección personal, demanda de reactivos para pruebas, demandas de pruebas, equipos de laboratorios. Hay que entender que eso no es solamente República Dominicana, que países más desarrollados han tenido la misma dinámica y las mismas oportunidades. En República Dominicana, entonces, tenemos, en mi opinión, el aumento de pruebas que sí ha sido un gran reto y se ha llevado de una forma creciente a un paso importante, pero es verdad que no estamos en el punto óptimo donde deberíamos estar. Pero no ha sido por falta de diligencia. Me consta que múltiples ministerios, múltiples ministros, empresarios inclusive, trabajando en el tema de aumento de pruebas. El tema es que esos elementos, económicos globales y de producción globales nos han afectado. Los mismos reactivos que necesita República Dominicana los necesita el mundo entero. República Dominicana no produce reactivos para pruebas. Pero se ha aumentado la capacidad del Laboratorio Nacional, la capacidad de los laboratorios privados, se han habilitado laboratorios nuevos, nuevas tecnologías, todo eso ha conllevando el aumento de pruebas. ¿Por qué el aumento de pruebas es importante? Es importante para entender el perfil epidemiológico y para que, a través de ese pulso epidemiológico, se puedan hacer intervenciones puntuales locales, objetivas y que se pueda monitorizar la evolución de esas intervenciones de manera objetiva.
P-Las dificultades de acceso a insumos ha sido frecuentemente expuesta por el Gobierno como una limitante. ¿Cómo podría prepararse el país para superar este escollo en el futuro?
R-La pregunta de preparación del país es importante. He dicho que ha sido un esfuerzo colectivo y lo mejor de todo eso es tener la esperanza de que se pueda estar construyendo una mejor República Dominicana para todos. Tener esperanza de que el COVID-19 ha evidenciado oportunidades en el sistema de salud de República Dominicana. Se ha evidenciado, por ejemplo, la importancia de tener un modelo fuerte de atención primaria. La importancia de tener recursos de laboratorio no centralizados sino a nivel regional y todo eso se está trabajando para lograrlo y para prepararnos mejor. Estas lecciones aprendidas se están escribiendo, documentando. En la medida que aprendemos estamos trabajando para solventar esos problemas y que las soluciones se queden, no de una manera transitoria para COVID-19, sino de una manera permanente en el sistema nacional. Yo veo con gran entusiasmo los esfuerzos que se han hecho dentro de lo que son soluciones creativas a salud poblacional y atención primaria, que ya estamos desplegando recursos domiciliarios y telemedicina. Ese uso de tecnología se va a quedar y va a beneficiar a la población. El centro de difusión de inteligencia epidemiológica creado en colaboración con el Ministerio de Defensa, Ministerio de Salud Pública, Sistema Nacional de Salud y actores privados es un recurso muy importante y contundente que se va a quedar en República Dominicana. La optimización del laboratorio, no solo a nivel del Distrito Nacional, sino a nivel regional, también se ha trabajado y se va a quedar en República Dominicana y, al final, entendemos que el COVID-19 ha evidenciado oportunidades y que esas oportunidades van a resultar en un más fuerte y mejor sistema de salud que va a beneficiar a los dominicanos a largo plazo.