Ataca sin avisar, de repente y a raíz del más insignificante movimiento del cuerpo.
El síndrome de cauda equina requiere una cirugía de inmediato para evitar daños en el intestino, la vejiga, los órganos sexuales y las piernas.
En Reino Unido, el sistema de sanidad nacional (NHS por sus siglas en inglés) advirtió que, a pesar de la rareza de esta afección espinal, los doctores deben estar alertas por la gravedad de la misma.
Los signos de alarma incluyen un dolor nervioso en ambas piernas, así como pinchazos o entumecimiento alrededor de la parte inferior e interna de los muslos.
Sueño truncado
Catrina Farnell, de Yorkshire en Inglaterra, era una bailarina talentosa que con 23 años soñaba con convertirse en coreógrafa hasta que sufrió el síndrome.
Se encontraba en Londres, con motivo de un partido de fútbol americano, cuando se agachó a recoger una bolsa.
«Algo le pasó a mi espalda». relata.
«Fue un dolor insoportable. No supe qué hacer. Jamás había escuchado hablar del síndrome de cauda equina, así que no supe que corría contrarreloj. Me desperté un par de horas después incapaz de mover las piernas, estaba entumecida, sentía un dolor punzante y fui perdiendo la capacidad de orinar».
Ahora, con 31 años, Farnell depende de muletas y una silla de ruedas. Sus piernas, vejiga e intestino están severamente dañados.
Y su frágil madre, Margaret, se ha convertido en su cuidadora a sus 74 años de edad.
«Quiero tener hijos y conocer a alguien, pero siento que se convertirían en mi cuidador. Las personas, por estar conmigo, adoptan por instinto el rol de cuidador», lamenta Farnell.
«Así que la enfermedad se ha llevado completamente este elemento de mi vida».
Cuestión de horas
La cauda equina -término que significa «cola de caballo» en latín- es una agrupación de nervios del segmento distal de la médula espinal con forma de cola de caballo que activan la vejiga, el intestino, los órganos sexuales y las piernas.
Si uno de los discos de la columna se desliza y golpea los nervios, la necesidad de un tratamiento médico para eliminar esta presión se vuelve crítica.
«Lo ideal es agarrar esta dolencia en cuestión de horas, realizar una resonancia y una cirugía descompresora», afirma John Reynard, cirujano de urología del hospital NHS Trust en Oxford.
Después de 24 horas, el daño provocado a la cauda equina es tal que las perspectivas de los pacientes empeoran significativamente.
Martin Brown, excampeón de levantamiento de pesas, se lesionó la cauda equina en el gimnasio.
«En casa no me ven llorar por las noches o con problemas para levantarme cada día. Pongo mi cara de valiente y pretendo que todo está bien», reconoce Brown.
Añade, además, que su masculinidad «desapareció al experimentar disfunción sexual» y que debe seguir un «régimen estricto para controlar la vejiga e intestinos.»
«Es desmoralizador y deshumanizante. Realmente golpeó mi autoestima», concluye.
Grupo de apoyo
Catrina Farnell y Martin Brown reciben el apoyo de la Asociación del Síndrome de Cauda Equina, fundada por Claire Thornber, quien también padece esta dolencia.
Con sede en Skipton, en el norte de Inglaterra, la agrupación ofrece rehabilitación emocional y psicológica.
La profesora Helen Stokes-Lampard, presidenta del Colegio Real de Médicos Generales británico, comparó esta afección con la meningitis.
«El síndrome de cauda equina es una dolencia poco frecuente, pero como sucede con la meningitis, los médicos deben estar muy alertas porque puede ser muy grave si no se detecta y controla rápidamente», declara Stokes Lampard.
«La gran mayoría de dolores o problemas agudos de espalda no serán graves y pueden ser controlados de forma segura realizando ejercicios cuidadosos o tomando analgésicos. Pero si algún paciente experimenta uno de los síntomas de alerta de síndrome de cauda equina, deben recibir atención médica tan pronto como sea posible», añade la profesora.
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