Luego de que los obreros que laboran para el consorcio protestaran la semana pasada porque no recibirían sus beneficios anuales (bonos), a muchos de ellos no se les ha permitido la entrada al lugar donde se están realizando las obras para la segunda caldera y las otros pendientes de realizar, mientras que a otros sí los han dejado entrar, pero no están realizando ninguna labor.
A raíz de los conflictos entre los trabajadores y el consorcio, los protocolos de seguridad y de acceso a la termoeléctrica han cambiado al punto de que son requisados a la entrada y a la salida de la obra y son separados por grupos, «unos a los que supuestamente cancelarán y los otros, los que continuarán haciendo los trabajos», según los obreros, quienes no han querido ser identificados.
Pese a que se tenía contemplado que muchos trabajadores terminarían su contrato el primero de mayo, los obreros denuncian que se están produciendo cancelaciones masivas y adelantadas.
Anteriormente, los autobuses que trasladan cada día a los obreros a la central termoeléctrica entraban hasta la obra, pero ahora los dejan en la entrada y de ahí acceden en fila.