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Lo que hay que saber sobre la investidura presidencial en Venezuela

por Informador RD

CARACAS — El inicio del próximo mandato presidencial en Venezuela está previsto para el viernes, cuando el Congreso controlado por el partido gobernante organice una ceremonia de juramentación para el presidente Nicolás Maduro a pesar de serias dudas sobre la validez de los resultados oficiales de las elecciones del año pasado.

Se espera que Maduro comience un tercer mandato de seis años en medio de manifestaciones de sus seguidores, pero no está claro si alguien entre los millones que votaron por su principal adversario, Edmundo González, también protestará después de la jornada de marchas del jueves.

González, que es reconocido como presidente electo por varios gobiernos tras mostrar pruebas creíbles de su victoria en las elecciones de 2024, dejó Venezuela para exiliarse en España en septiembre después de que un juez emitiera una orden de arresto en su contra.

Tomar posesión del cargo permitirá a Maduro consolidar un conjunto de políticas que permitieron al gobierno poner fin a la escasez y la inflación descontrolada que dominaron la mayor parte de sus más de 11 años en el cargo. Sin embargo, esas medidas ya no cumplen con las promesas socialistas autoproclamadas por él y su predecesor.

González ha dicho que tiene la intención de estar en Caracas el viernes, pero no ha explicado cómo piensa hacerlo ni cuáles son sus planes al llegar. El jueves matizó sus palabras al dirigirse a sus seguidores, a quienes vería “muy pronto”.

¿Por qué hay dudas sobre quién debería ser juramentado como presidente?

Las dudas provienen de la falta de transparencia del gobierno en el manejo y anuncio de los resultados de la elección presidencial.

Maduro fue declarado ganador en julio del año pasado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), un organismo colegiado lleno de funcionarios leales al partido gobernante, que anunció sin presentar evidencias que el mandatario obtuvo 6,4 millones de votos frente a los 5,3 millones que recibió González. Sin embargo, la oposición recopiló y exhibió un 83,5% de las actas de votación como prueba de la victoria de González por 2 a 1 frente a Maduro, que fueron avaladas internacionalmente por observadores electorales como el Centro Carter o las Naciones Unidas.

El CNE, a diferencia de elecciones presidenciales anteriores, no proporcionó recuentos detallados de votos, alegando que un hackeo del sitio web le impidió hacerlo.

La condena global por la falta de transparencia llevó a Maduro a pedir al tribunal supremo del país, también integrado por magistrados que formaron parte del gobierno y cercanos colaboradores, que auditara los resultados electorales. El tribunal, sin mostrar pruebas exhaustivas, posteriormente reafirmó la victoria de Maduro y alentó a las autoridades electorales a publicar los recuentos de votos.

Pero las autoridades electorales nunca lo hicieron, y tampoco lo hizo el partido gobernante, cuyos representantes de centros de votación —al igual que los de la oposición— tenían derecho a las actas de escrutinio de cada máquina de votación.

Expertos electorales de Naciones Unidas y observadores el Centro Carter, con sede en Estados Unidos, que el gobierno de Maduro invitó para avalar internacionalmente la elección presidencial, han dicho que las actas publicadas por la oposición son legítimas.

¿La gente se manifestará a favor o en contra de Maduro?

El gobierno frecuentemente programa manifestaciones, especialmente cuando quiere mostrar fuerza en números, como el viernes. Maduro ha llamado a los venezolanos a salir a las calles ese día, pero no todos los que marchan con una camiseta progobierno lo apoyan. A menudo, hay empleados públicos y beneficiarios de ayudas estatales presionados para que participen en las manifestaciones.

Si la gente protestará contra Maduro el viernes aún está por verse, ya que la campaña de represión postelectoral del gobierno, que incluyó la detención de más de 2.000 personas, ha tenido un efecto disuasorio. Y aunque los partidarios de la oposición decidan manifestarse, no está claro quién los lideraría.

La exlegisladora opositora María Corina Machado — considerada la figura más representativa de la oposición venezolana — convocó el jueves a concentraciones en cuatro sectores de la capital venezolana y en los principales centros poblados de los 23 estados del país, para protestar contra la toma de posesión presidencial de Maduro y en respaldo de González

Cumpliendo su promesa, reapareció el jueves en Caracas. La exlegisladora no había sido vista en público desde hace casi cinco meses. A finales de agosto de 2024 anunció que permanecería en clandestinidad por una investigación de la fiscalía venezolana en su contra por supuesta instigación a la insurrección y traición a la patria, a raíz de las protestas poselectorales del año pasado.

“Quisieron enfrentarnos y Venezuela se unió hoy y no tenemos miedo… ¡Óiganlo bien: esto se acabó!”, declaró Machado sobre el techo de un camión al unirse a cientos de opositores al este de la capital.

“No tenemos miedo”, gritó la multitud en respuesta.

Su equipo de campaña aseguró que Machado fue detenida y posteriormente liberada, mientras que las autoridades negaron que hubiera sido capturada, en un confuso episodio que sucedió a las protestas en Caracas.

Mientras tanto, González permanece fuera de Venezuela y los líderes de la oposición que a menudo lo acompañaban a él y a Machado en los mítines de campaña fueron encarcelados después de las elecciones.

¿Quién asistirá a la ceremonia de juramentación?

Se espera que asistan miembros de la Asamblea Nacional, ministros y aliados cercanos de Maduro dentro de Venezuela y el extranjero. Entre los que ya arribaron al país figuran delegados de Argelia, la República Democrática del Congo, el secretario general de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Haitham al Ghais; así como representantes del partido gobernante Morena de México, integrantes brasileños del Foro de Sao Paulo, entre otros, informó la estatal Venezolano de Televisión.

La oficina centralizada de información pública del gobierno no respondió a una solicitud de The Associated Press para obtener una lista de los jefes de Estado que han confirmado su asistencia.

Pero la lista podría ser muy corta ya que la crisis postelectoral del país ha aislado aún más a Maduro.

El mandatario ha enfrentado críticas por la falta de transparencia en las elecciones de docenas de países, incluidos los vecinos Colombia y Brasil, cuyos líderes habían sido amigables con él en prácticamente todos los demás asuntos. Incluso intentaron intermediar en un acuerdo de paz entre su gobierno y la oposición después de la votación de julio. Ninguno de los presidentes de esos países asistirá a la ceremonia del viernes y en su lugar enviarán representantes.

En la última inauguración de Maduro, en 2019, estuvo el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales.

¿Qué se espera del próximo mandato de Maduro?

La escasez de alimentos y la aguda inflación que caracterizaron la mayor parte de los 11 años de presidencia de Maduro han desaparecido, pero la prolongada crisis del país no tiene fin a la vista.

Hoy, el venezolano promedio debe hacer frente a un salario mínimo mensual de menos de tres dólares, precios de alimentos en aumento, suministro irregular de combustible y un sistema de educación pública deficiente. Pero al mismo tiempo, unos pocos afortunados con vínculos con Maduro y sus aliados se benefician de trabajos y contratos que les permiten pagar desde papel higiénico importado que cuesta 70 dólares hasta importar y vender vehículos, abrir restaurantes ostentosos y ofrecer experiencias de turismo de lujo.

Esa desigualdad es precisamente la que se suponía que iba a desaparecer bajo las políticas que el mentor y predecesor de Maduro, el difunto presidente Hugo Chávez, describió como el socialismo del siglo XXI. Es de esperar que aumente a medida que el gobierno continúa luchando con una economía dependiente del petróleo paralizada por la limitada producción de crudo, la corrupción, la mala gestión, las sanciones económicas, el acceso al crédito firmemente restringido y la falta de inversión privada.

Antes de las elecciones, los votantes de todo el país dijeron repetidamente que ellos o sus seres queridos emigrarían si Maduro permanecía en el poder. Bajo su mandato, más de 7,7 millones de venezolanos ya han abandonado su país en busca de mejores condiciones de vida.

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