El inventor de la World Wide Web, el británico Tim Berners-Lee, lanzó el lunes en Ginebra un llamamiento para que los usuarios puedan controlar sus datos, coincidiendo con los 30 años de la creación de esta red informática mundial.
“La filosofía de la Fundación para la Web es poder tener un control completo de sus datos. No son petróleo, no son una materia prima, no son una sustancia”, declaró Berners-Lee en una entrevista con un pequeño grupo de periodistas en el CERN, una organización europea de investigación nuclear, donde nació la web.
“No debería ser posible venderlos por dinero. El control y el acceso a los datos es un derecho”, aseguró.
Sin embargo reconoció que era difícil imponer una reglamentación estricta en todos los casos. “A veces se necesita una legislación que prevea que los datos personales, igual que los datos genéticos, no se utilicen nunca”, dijo.
Berners-Lee advirtió en particular de un “futuro posible” en el que los navegadores guarden el rastro de toda las compras de un usuario o de sus datos bancarios. “Entonces su navegador sabría más de usted que Amazon”, indicó.
También pidió a los usuarios de la web que defiendan sus derechos y que no esperen a que lo hagan los gobiernos.
En 1989, cuando trabajaba en el Cern, cerca de Ginebra, Berners-Lee imaginó un “sistema de gestión descentralizada de información” que se convirtió luego en la Web.
En la versión en que la conocemos hoy, de acceso libre y con un modo de funcionamiento que se ajusta a su concepción original, cumple hoy simbólicamente treinta años con la gran pregunta de cómo humanizarla, en medio de las críticas por su utilización como medio de control social.
“Tim fue capaz de expresar su idea visionaria en palabras y así se convirtió en un héroe”, sostuvo el ingeniero Jean-François Groff, quien en 1989 realizaba una práctica en el CERN y ayudó a Berner-Lee a desarrollar la tecnología del WWW (World Wide Web).
Tres décadas después, el “padre” del revolucionario invento defendió la necesidad de que los tres grandes grupos de usuarios de internet -gobiernos, compañías y sociedad civil- respeten principios elementales de convivencia digital, y advirtió que, de no hacerse así, podrían sufrir graves consecuencias, que comparó al “crash” del sistema financiero internacional hace una década.
Berner-Lee se dedica últimamente a promover lo que ha denominado “El Contrato para la Web”, en el que propone que los gobiernos garanticen que todos puedan conectarse a internet, que siempre lo mantendrán abierto y que respetarán el derecho de todos a utilizarlo “de forma segura y sin miedo”.
A las compañías reclama el respeto del derecho a la privacidad y a la no utilización de los datos personales, mientras que a los ciudadanos les pide una utilización basada en el respeto de los demás.
El científico británico fue más lejos y dijo que simpatiza con la idea de descentralizar la Web, como una forma de “salvar” la Web y volver a convertirla en un espacio de colaboración al que el CERN dio libre acceso en 1993 para que beneficiase a todos y no a unos pocos.
La Web descentralizada es un plan en el que ya algunos trabajan y que consistiría en obviar los actuales servidores que permiten el funcionamiento de la red para utilizar en su lugar dispositivos individuales, lo que permitiría a cada uno volver a ser dueño de sus datos y evitar que las compañías sigan haciendo dinero vendiéndolos a otras con fines comerciales.
El telón de fondo de estas inquietudes está el “modelo de negocio” con el que las mayores compañías tecnológicas ganan dinero y que se basa en la “vigilancia” de los intereses, gustos, preferencias, posiciones y hasta humores de los usuarios de internet.
“La Web fue concebida como una red entre académicos que confiaban unos en otros, pero la centralización de las plataformas ha permitido que algunos pocos actores (compañías) construyan máquinas de vigilancia, con la ayuda de los cookies”, dijo en el acto de aniversario la tecnosocióloga, Zeynep Tufekci.
“La gente no entiende que estamos siendo medidos a través de la inteligencia artificial e influenciados a través (del análisis de) nuestros datos”, sostuvo la autora de publicaciones dedicadas a internet y su impacto social y político en las sociedades.
“Una vez que los datos son recolectados el riesgo de que sean mal utilizados es muy grande”, alertó.
La humanización de internet pasa así por recuperar el control de nuestra identidad, defender nuestra privacidad y darle un sentido ético a estas cuestiones, opinó la presidenta del la ONG Humanized Internet, Monique Morrow, panelista en el acto.
El propósito compartido es volver hacer de internet un bien al servicio de todos, conforme al objetivo que guió la decisión de dar acceso gratuito a la Web y que hizo posible su desarrollo exponencial, ilustrado en los 2.000 millones de sitios web que existen en la actualidad.
“Sin ese valor esencial, no tendríamos el internet libre y abierto que estamos celebrando hoy”, recordó la directora general del CERN, Fabiola Gianotti, al auditorio que participó en vivo en la celebración de los 30 años y a los internautas que la seguían en directo por internet. EFE