Los expertos del blog “Salud y prevención” profundizan en el cáncer gástrico, el quinto más frecuente. La incertidumbre ante el futuro es una de las mayores dificultades.
El 90% de los cánceres de estómago o cánceres gástricos se originan en la mucosa del estómago, siendo el adenocarcinoma el tipo más frecuente. Así, esta enfermedad surge ante la proliferación descontrolada de células de la mucosa gástrica, que forma una masa invadiendo las capas de la pared del estómago y puede ocasionar problemas obstructivos en la cámara gástrica.
“Además, las células cancerosas tienen capacidad para escapar del entorno del tumor primario y migrar hacia otros órganos, primero los ganglios linfáticos regionales y luego originando las metástasis a distancia”, afirma el doctor Manuel Durán Poveda, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid).
Concretamente, el cáncer gástrico es hasta dos veces más frecuente en los hombres que en las mujeres, según señala la doctora Brezo Martínez Amores, jefa del Servicio de Oncología Médica del hospital mostoleño, y su riesgo aumenta a partir de los 50 años, siendo máximo a partir de los 70.
Precisa la especialista que, a nivel mundial, es el quinto cáncer más frecuente, y con un millón de casos nuevos al año de media, aproximadamente. “La incertidumbre ante el futuro es una de las mayores dificultades a las que se enfrentan los pacientes con cáncer gástrico”, lamenta esta especialista.
Cómo prevenir el cáncer gástrico
En relación a su prevención, esta experta apunta al Código Europeo contra el Cáncer, que recomienda no tener un estilo de vida sedentario, mantener el normopeso, así como seguir una dieta rica en fibras, fruta, y verduras.
También aconseja el bajo consumo de salazones y de ahumados y evitar el consumo de alcohol y tabaco, una adecuada conservación de los alimentos y tratar la infección por ‘pylori’ en el caso de ser familiar de primer grado o estar afecto ya de este cáncer, entre otros puntos.
A su juicio, en personas de familias con síndromes hereditarios de cáncer gástrico y en pacientes con enfermedades predisponentes es igualmente importante la realización de gastroscopias de cribado en aquellos familiares sanos, para favorecer una detección precoz de la enfermedad.
En el resto de la población, y de acuerdo con las principales guías internacionales, esta experta subraya que no existe a día de hoy evidencia científica que aconseje programas de cribado o screening con endoscopias en la población general.
Los síntomas principales
Mientras, el doctor Manuel Durán Poveda, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del mismo centro sanitario, mantiene que, aunque muchos pacientes son asintomáticos, entre sus principales síntomas se encontrarían la pérdida de apetito, hemorragia digestiva, ardor retroesternal y disfagia, indigestión, dolor abdominal en la parte superior, cambios de ritmo intestinal, pérdida de peso, cansancio, náuseas y vómitos, o sensación de plenitud precoz.
Cáncer gástrico
Doctor Manuel Durán Poveda, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles. Foto cedida
Ahora bien, este especialista subraya que estos síntomas no son solo del cáncer de estómago y pueden darse en otras afecciones como las úlceras o las gastritis, por lo que recomienda, ante la identificación de alguno de estos síntomas, una consulta con el especialista.
En la misma línea, la doctora Brezo Martínez recuerda que es importante consultar los síntomas de alarma con el médico de Atención Primaria, tales como el dolor de estómago, ardor, náuseas o exceso de gases, especialmente si estos no remiten tras la pauta de un tratamiento.
El cáncer gástrico se diagnostica en función de la historia clínica, de la exploración física, de las analíticas de sangre, de las pruebas de imagen, de la endoscopia digestiva alta (gastroscopia) con o sin ecografía endoscópica, así como del estudio anatomopatológico.
Abordaje multidisciplinar
Dada la idiosincrasia del tumor, el doctor Durán mantiene que los pacientes se enfrentan durante el proceso a la incertidumbre de su futuro, por lo que todos son evaluados desde un comité multidisciplinar de tumores digestivos, que les ofrece el mejor diagnóstico.
Por su parte, la jefa del Servicio de Oncología Médica del hospital mostoleño sostiene que los tumores precoces pueden ser tratados con resección local; sin embargo, y en los casos más avanzados, pero sin metástasis a distancia, la estrategia terapéutica óptima es la administración de quimioterapia antes de la intervención, y luego realizar la cirugía con criterio oncológico.
“Para abordar correctamente esta enfermedad, la coordinación entre todos los servicios resulta esencial”, remarca y, por ello, desde el Hospital Universitario Rey Juan Carlos se facilita una prehabilitación antes de la intervención del paciente que incluye la optimización nutricional y el fomento de la actividad física.
De este modo, el paciente oncológico es abordado siguiendo los protocolos de la recuperación intensificada o acelerada después de la cirugía, incluyendo un abordaje multidisciplinar para atenuar el estrés quirúrgico y mejorar la recuperación postoperatoria.
A la hora de paliar el dolor en estos pacientes, la doctora María Cruz Baquero, jefa asociada de la Unidad del Dolor del centro hospitalario, resalta que puede hacerse con diversos fármacos (analgésicos no opioides y analgésicos opioides), técnicas intervencionistas (bloqueos o radiofrecuencia) y otras asociadas a diversos tratamientos y que pueden favorecer el control del dolor, como la fisioterapia o la psicología.
En este sentido, la especialista asegura que las técnicas intervencionistas pueden mejorar considerablemente el dolor, reduciendo así la necesidad de tratamiento con opioides, y con ella, los riesgos derivados del mismo.