Los expertos dicen que Kim tiene ante sí el que quizás sea su momento más complicado en casi una década en el poder, con el aislamiento por el coronavirus causando más problemas en una economía ya devastada por décadas de mala gestión y paralizantes sanciones encabezas por Estados Unidos por su programa de armas nucleares.
Kim realizó los comentarios durante el discurso inaugural en un encuentro de secretarios de célula del Partido de los Trabajadores, según reportó la Agencia Central de Noticias estatal.
“Mejorar el nivel de vida de la población, incluso en la peor situación de la historia en la que tenemos que superar numerosos desafíos sin precedente, depende del papel que jueguen las células, las organizaciones de base del partido”, señaló Kim.
El mandatario pidió a los miembros que apliquen las decisiones tomada en un congreso en enero, cuando prometió reforzar su disuasión nuclear frente a la presión estadounidense y anunció un nuevo plan de desarrollo quinquenal. Esa reunión se celebró meses después de que, durante otra conferencia política, Kim mostró una inusual franqueza al reconocer que sus planes para mejorar la economía no estaban teniendo éxito.
Durante el discurso del martes, Kim criticó también a las unidades de base del partido por “deficiencias” no especificadas que deberían ser corregidas de inmediato para asegurar el desarrollo “saludable y sostenible” de la organización.
Las células del partido, que suelen tener entre cinco y 30 miembros, son sus unidades más pequeñas de autoridad y supervisan el trabajo y la vida en fábricas y otros lugares. La red es una herramienta importante para perpetuar el poder del Partido de los Trabajadores. La última conferencia de secretarios de célula se celebró en 2017.
Los reveses económicos han dejado a Kim sin nada que mostrar de su ambiciosa diplomacia con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, que colapsó por desacuerdos sobre el levantamiento de las sanciones a cambio de los avances hacia su desnuclearización.
Por el momento, Pyongyang ha rechazado la propuesta del gobierno de Joe Biden para negociar, señalando que Washington debe abandonar sus políticas “hostiles” antes, y aumentó la presión reanudando las pruebas de misiles balísticos el mes pasado tras un año suspendidas.