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Israel teme quedar fuera de un nuevo Oriente Medio que ayudó a crear

por Informador RD

Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajaba esta semana de un palacio a otro, abrazando a líderes árabes y anunciando un nuevo Oriente Medio, a muchos israelíes les preocupaba que el mejor socio que han tenido en la Casa Blanca haya perdido el interés.

Durante décadas, Israel ha aprovechado su relación especial con Estados Unidos para actuar como guardián de Washington. Desde el Tratado de Camp David con Egipto hasta los Acuerdos de Abraham negociados por Trump en su primer mandato, los estados árabes que buscaban el favor de Estados Unidos generalmente tenían que llevarse bien con Israel. Y rara vez prevalecían sus intereses si chocaban con los de Tel Aviv.

Pero el miércoles, para consternación de Israel, Arabia Saudí y Turquía negociaron una histórica reunión entre Trump y el nuevo presidente de Siria, y el republicano manifestó su decisión de levantar las sanciones a Damasco como un favor a su anfitrión, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, y al presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

Israel, que todavía considera a Siria como una amenaza para la seguridad e instó a Trump a mantener las sanciones, fue ignorado, al igual que lo fue, aparentemente, en una serie de iniciativas recientes de Estados Unidos en la región, desde las conversaciones en curso con Irán hasta el alto el fuego con los rebeldes hutíes de Yemen. Cuando se le preguntó el viernes si sabía que Israel se opone al reconocimiento por parte de Estados Unidos del nuevo gobierno de Siria, Trump respondió: “No lo sé, no les pregunté sobre eso”.

“Esta semana hubo una fiesta en Oriente Medio —un gran baile lleno de trajes coloridos, dinero y oro cambiando de manos— y nos encontramos interpretando el papel de Cenicienta antes de la transformación”, escribió la columnista Sima Kadmon en el diario israelí Yediot Ahronot.

“El hada madrina que creíamos tener voló a Arabia Saudí y Qatar.”

Israel marginado

Trump omitió a Israel en su primera gran gira extranjera, que en su lugar lo llevó a Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

Tel Aviv también fue excluido de un acuerdo con Hamás para liberar a un rehén estadounidense de Gaza, donde Israel trata de destruir al grupo armado. Trump logró una tregua separada con los rebeldes hutíes de Yemen que les ha permitido dirigir su fuego hacia Israel, y mantiene conversaciones con Irán sobre su programa nuclear que podrían dar lugar a otro acuerdo que Israel rechaza.

No se han producido enfrentamientos abiertos entre Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, y ambos afirman que las relaciones nunca han sido mejores. El mandatario estadounidense aún no ha reprendido a Israel, al menos en público, como lo hizo ocasionalmente el expresidente Joe Biden, por las muertes de civiles en la Franja de Gaza.

Pero en comparación con el primer mandato de Trump, cuando trastocó décadas de política exterior de Estados Unidos para brindar un apoyo sin precedentes a Israel, algo ha cambiado.

Un enfoque en victorias rápidas

Esta vez, Trump parece buscar victorias rápidas: grandes acuerdos de inversión para impulsar la economía estadounidense y acuerdos diplomáticos como el alto el fuego entre India y Pakistán y la liberación de rehenes.

En ese sentido, Netanyahu tiene poco que ofrecer.

La campaña militar israelí de 19 meses en Gaza ha provocado la muerte de decenas de miles de palestinos y ha reducido ciudades enteras a escombros, pero aún no logra ninguno de los objetivos de guerra de Netanyahu: la derrota de Hamás y el regreso de todos los rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre de 2023 que desató la guerra.

Netanyahu se ha negado a terminar la guerra a cambio de la liberación de los rehenes restantes, y a aceptar un camino hacia la creación de un estado palestino, demandas clave de Arabia Saudí para el tipo de acuerdo de normalización histórica que Trump ha buscado durante mucho tiempo.

“Trump le ha dado a Israel muchas oportunidades, y municiones prohibidas por el gobierno de Biden, para terminar la guerra en Gaza. Esto es lo que Trump quiere”, señaló Eytan Gilboa, experto en relaciones entre Washington y Tel Aviv de las universidades Bar-Ilan y Reichman de Israel. En cambio, la guerra se está intensificando.

“Netanyahu se acerca al estatus de perdedor a los ojos de Trump”, dijo Gilboa.

Trump niega ruptura y pocos esperan presión sobre Gaza

El mandatario estadounidense ha minimizado cualquier ruptura y ha dicho a los periodistas en la gira que sus relaciones con los líderes regionales son “buenas para Israel”.

La ironía es que Israel está siendo excluido de una realineación regional que creó en gran medida, al infligir pérdidas punitivas a Irán y sus aliados tras el ataque del 7 de octubre. Su victoria sobre Hezbollah en Líbano aceleró la caída del presidente sirio Bashar Assad, e Irán puede estar más abierto a hacer concesiones sobre su programa nuclear después de una ola de ataques de represalia israelíes realizados el año pasado.

Michael Oren, historiador y exembajador israelí en Estados Unidos, dijo que hay al menos un precedente para el enfoque de Trump.

“Va a volver loca a la gente en Washington, pero se parece más a la administración de Obama”, afirmó.

En la primera visita de Barack Obama como presidente a Oriente Medio, también omitió a Israel. Oren, crítico de esa administración que fue enviado de Israel a Estados Unidos en aquel momento, dijo que Obama violó repetidamente una regla no escrita de las relaciones entre Estados Unidos e Israel: que no haya sorpresas. Eso produjo disputas públicas con Netanyahu, especialmente en torno al acuerdo nuclear iraní de 2015.

Pocos esperan una repetición por parte de Trump, o que presione públicamente a Israel para que ponga fin a la guerra en Gaza, a pesar de la catástrofe humanitaria desatada por su guerra y su bloqueo.

Trump ha dicho que los días de Estados Unidos dando “lecciones” a los países de Oriente Medio han terminado, y que décadas de intervención estadounidense han hecho más daño que bien.

Y el conflicto israelí-palestino es el último lugar donde cualquier presidente estadounidense buscaría una victoria rápida.

“No busca una pelea con Israel”, dijo Oren. “Quiere terminar la guerra, pero la guerra puede terminar de diferentes maneras.

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