Berthanida Viola Paniagua, de 50 años, era oriunda de Juan de Herrera, San Juan de la Maguana, pero tenía décadas residiendo en Nueva York, donde nacieron sus dos hijos, uno de ellos policía.
Paniagua llegó con vida al hospital la tarde del pasado sábado, pero horas más tarde falleció. En medio de su situación declaró a los investigadores lo que pasó dentro de la vivienda, previo a ser incendiada por su exnovio, también de 50 años.
Según informes, su cadáver será traído al país en los próximos días.
Amílkar Viola, sobrino de Berthanida, explicó que su tía había tenido una relación con el jamaiquino, pero se había separado hace unos cuatro meses.
“Ella tenía un novio jamaiquino, pero qué pasa, hace como tres o cuatro meses ellos habían terminado y él estaba tratando de volver con ella, pero ella le decía que no”, dijo Amílkar a Listín Diario, vía telefónica. Explicó que el hombre fue a una gasolinera, compró gasolina y luego le prendió fuego al apartamento donde residía la mujer, ubicado en el edificio 2216, de la calle Adams Place, en el Bronx. Otro hombre, de 44 años, que se encontraba en la vivienda, también falleció en el Hospital Saint Barnaba, del Bronx. “El tipo vino, cogió para la gasolinera, compró gasolina, le prendió fuego y él también se quemó”, dijo.
Otras versiones
Humberto Rosario, superintendente del edificio donde sucedieron los hechos, explicó que ambos vivían un noviazgo “distorsionado”. El afroamericano venía de Brooklyn, y ella, Berth, en dos o tres ocasiones no lo aceptó en su casa, él insistía y regresaba nuevamente. Rosario dijo que el sábado “parece que él (novio) había llegado incómodo, entró y discutió con ella; tenía en sus manos un galón de gasolina”. Un inquilino que vive al lado relató que el hombre le tiró la gasolina al cuerpo, y “ambos se prendieron en llamas; nosotros salimos corriendo para afuera”.
Mientras tanto, una mujer que vive en el primer piso del edificio manifestó que el novio de Bertha estacionó su vehículo frente al complejo de apartamentos, en doble parking, se dirigió a una bodega y compró un encendedor y una esponja. Ella dijo haber escuchado “una explosión aquí detrás. Pensé que era un trueno, ya que iba a llover, pero luego observé el incendio y vi cuando sacaron a la señora con el rostro quemado y la lengua se veía quemada, y como que se la tragó”.
La tercera persona, que según el superintendente del edificio rentaba un cuarto a la señora Berth, sobrevivió al siniestro al lanzarse por la ventana del edificio, resultando con lesiones en ambas piernas.