La memoria del merenguero July Mateo (Rasputín) fue honrada en su entierro como él se lo merecía, entre canciones, respeto y admiración por tantas alegrías que le dejó al pueblo dominicano y por la historia que escribió en el merengue y la cultura nacional.
Así se lo hicieron saber sus familiares, amigos, músicos y admiraciones durante su velatorio la tarde de este lunes 5 de noviembre en la funeraria Blandino de la avenida Sabana Larga y en su última morada, en el cementerio Puerta del Prado, en el municipio de Guerra.
“Se nos va un pulmón en términos del soporte del merengue. Él y yo empezamos juntos, luego siguió su camino… Cuando vi esa noticia en las redes no lo creía. Con su partida perdemos todos. Su música no morirá porque lo que se siembra con tanto cariño y profesionalismo deja raíces”, expresó Bonny Cepeda a DL en la funeraria.
Mientras que el cantante Kaky Vargas, quien estuvo exaltando la obra de Rasputín con testimonios e interpretaciones, le dijo a la familia del trompetista antes de ser enterrado, “Ese señor no era de ustedes, era de todos. Su legado queda con nosotros. Rasputín, yo estoy contigo. Dios bendiga el alma y la historia de ese señor”.
“Yo sabía que mi papá era grande, pero no sabía que era tan querido”, manifestó uno de los hijos de Rasputín.
Miembros de la clase artística estuvieron en el velatorio. Bonny Cepeda, Kaky Vargas, Sergio Hernández, Vikiana, Freddy Gerardo, y otros músicos, con sentida tristeza expresaron que el merengue pierde a un máximo representante.
“Viejo año”, “Oye”, “Primavera”, fueron algunas de las canciones del también arreglista y compositor cantadas por los presentes a la par con risas y aplausos en la funeraria. No faltaron los testimonios. El merenguero Kaky Vargas con micrófono en mano invitaba a hablar a todo el que deseara externarle algunas palabras al maestro del merengue. Varios admiradores reflejaron lo que representaba Rasputín. Una señora de avanzada edad, exclamó: “Yo bailaba sus merengues. Qué pena Dios mío. Los músicos buenos de este país se están yendo”.
En el camino al cementerio un vehículo iba detrás del carro fúnebre sonando el clásico “Viejo Año”, que acompaña a las familias dominicanas cada 31 de diciembre, el tema insignia de Rasputín para despedir el viejo año e iniciar el otro.