El accidente cerebrovascular (ACV) es la segunda causa más común de muerte y la tercera causa más común de discapacidad en todo el mundo, lo que se traduce en aproximadamente 6,5 millones de muertes por accidente cerebrovascular. Solo en los Estados Unidos, 795.000 personas experimentan un derrame cerebral cada año, lo que equivale a 1 persona cada 40 segundos; en promedio, alguien en los EEUU muere por un derrame cerebral cada 4 minutos.
El ACV es una enfermedad prevenible que se asocia con factores de riesgo cardiovascular modificables, como hipertensión, diabetes, dislipidemia, obesidad, tabaquismo e inactividad física.
Ahora, un nuevo estudio reveló que las personas que hacen aproximadamente media hora de ejercicio al día tienen un menor riesgo de accidente cerebrovascular. Sus conclusiones se publican en JAMA.
“Las personas más sedentarias tienen un 44 % más de riesgo de accidente cerebrovascular”, indicó Steven Hooker, decano de la Facultad de Salud y Servicios Humanos de la Universidad Estatal de San Diego, California, quien dirigió la investigación. Por cada hora de inactividad, el riesgo de accidente cerebrovascular aumentó de forma lineal, detectaron los especialistas. El tiempo sedentario prolongado también se relacionó con la probabilidad de sufrir un incidente cerebrovascular.
Los investigadores utilizaron las mediciones de un acelerómetro en la cohorte del estudio REGARDS (Reasons for Geographic and Racial Differences in Stroke, un estudio longitudinal nacional basado en la población de Estados Unidos realizado entre 2003 y 2007).
“Nuestros resultados se suman a la creciente evidencia científica que demuestra los peligros para la salud de estar sentado por mucho tiempo -afirmó el coautor del estudio, Keith Diaz, fisiólogo del ejercicio de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York-. Ahora podemos agregar el riesgo de accidente cerebrovascular a una lista cada vez mayor de condiciones de salud agravadas por permanecer sentado durante mucho tiempo, como el cáncer, las enfermedades cardíacas y la muerte prematura. Si tiene un trabajo o un estilo de vida en el que pasa sentado la mayor parte del día, le recomendamos que se tome descansos para moverse con frecuencia. Este comportamiento puede reducir su riesgo de accidente cerebrovascular”.
Estudios previos ya han asociado el ejercicio con un riesgo menor de accidente cerebrovascular (aunque basado en medidas de actividad física autoinformadas, un método sujeto a sesgo de recuerdo y sobreestimación de la actividad física total). Cuando se produjeron accidentes cerebrovasculares, fueron leves en las personas que hacían ejercicio con regularidad.
El grupo de Hooker, en tanto, informó que se observaron 25 minutos medidos objetivamente de actividad física de intensidad moderada a vigorosa para ver una reducción significativa en el accidente cerebrovascular. Esto está en consonancia con las pautas de actividad actuales de los CDC, que sugieren que los adultos hagan ejercicio unos 25 minutos al día (150 minutos a la semana).
“Se recomienda precaución porque la cantidad de tiempo diario acumulado (de actividad física de baja intensidad) que se asoció con un menor riesgo de accidente cerebrovascular en esta cohorte fue de 4 a 5 horas. Esta cantidad no es modesta”, detallaron los especialistas en su documento para el que recopilaron datos de más de 7.600 participantes del estudio REGARDS.
La edad promedio de la cohorte del estudio fue de aproximadamente 63 años y el 54,5 % eran mujeres. Más de dos tercios eran blancos. Los investigadores siguieron a los participantes durante unos 7,4 años y encontraron 286 casos de accidente cerebrovascular durante el período de estudio. De estos, más del 85% fueron accidentes isquémicos.
Las mediciones del acelerómetro separaron a los individuos en grupos de ejercicio sedentarios, ligeros y de alta intensidad. Los investigadores encontraron que el ejercicio prolongado en ambos grupos de intensidad se asoció con un menor riesgo de accidente cerebrovascular.
Una limitación del estudio fue que el acelerómetro no midió los tipos de ejercicios que realizaron los participantes. “El equipo no puede diferenciar entre posturas (como sentarse o estar de pie); por lo tanto, confiamos en una definición de comportamiento sedentario basada únicamente en la intensidad. Así, el tiempo sedentario puede subestimarse porque en algunos casos también pueden significar estar de pie”, concluyeron los científicos.