Joe Biden ganó dos importantes premios el miércoles al quedarse con Michigan y Wisconsin, recuperando parte fundamental del “muro azul” que los demócratas dejaron escapar hace cuatro años y reduciendo significativamente las opciones del presidente Donald Trump para ganar la reelección.
Un día después de la jornada electoral, ninguno de los candidatos había alcanzado los 270 votos electorales necesarios para llegar a la Casa Blanca. Pero los triunfos de Biden del miércoles lo dejaron con 264, lo que significa que está a un estado — el que sea — de alcanzar el umbral para convertirse en presidente electo.
Biden, quien ha recibido más de 71 millones de votos —la mayor cantidad en la historia_, realizó una conferencia de prensa junto con su compañera de fórmula Kamala Harris, en la que dijo que ahora prevé ganar la presidencia, aunque se abstuvo de declararse vencedor de la contienda.
“Gobernaré como un presidente de Estados Unidos”, dijo Biden. “No habrá estados rojos o azules una vez que ganemos. Sólo habrá los Estados Unidos de América”.
Sus palabras fueron un marcado contraste con Trump, quien en las primeras horas del miércoles proclamó falsamente que había ganado la elección, a pesar de que aún no se contabilizaban millones de votos y de que la contienda estaba lejos de terminar.
La campaña de Trump solicitó un recuento de votos, además de entablar demandas en Pensilvania y Michigan. Históricamente, tras un recuento, los resultados en Wisconsin han cambiado por apenas unos cientos de votos. Biden ganó por 0,624 puntos porcentuales de las casi 3,3 millones de papeletas contabilizadas.
Durante cuatro años, los demócratas fueron perseguidos por la caída del “muro azul”, el trío de estados ubicados junto a los Grandes Lagos — Pensilvania es el otro — y en los que sus candidatos podían contar cada cuatro años. Pero la agenda populista de Trump atrajo a los votantes blancos de clase trabajadora y en 2016 ganó las tres entidades por apenas 77.000 votos.
Este año, ambos candidatos realizaron agresivas campañas en esos estados, en donde el carisma político de Biden dejó huella en las localidades de clase trabajadora, mientras que su campaña se enfocó en aumentar la participación electoral de los votantes negros en ciudades como Detroit y Milwaukee.
En Pensilvania aún no había un claro ganador la noche del miércoles.
Aún se desconoce cuándo o qué tan pronto se determinará a un ganador nacional luego de una larga y enconada campaña dominada por el coronavirus y sus efectos en los estadounidenses y la economía del país. Pero las opciones de Biden rumbo a la Casa Blanca se expandían rápidamente.
Después de sus triunfos en Wisconsin y Michigan, el exvicepresidente llegó a 264 votos del Colegio Electoral, a seis del mínimo requerido para la presidencia. Un triunfo en cualquier estado, incluyendo Nevada y sus seis votos electorales, sería suficiente para poner fin a la presidencia de Trump.
Trump pasó buena parte del miércoles en la Casa Blanca, reuniéndose con asesores y criticando la cobertura de los medios que mostraba los triunfos de su rival demócrata en estados reñidos. Trump se atribuyó falsamente el triunfo en varias entidades clave y amplificó las teorías conspirativas infundadas sobre el progreso de los demócratas a medida que se computaban los votos anticipados y en ausencia. AP
El jefe de campaña de Trump, Bill Stepien, dijo que el presidente solicitaría un recuento en Wisconsin, con el argumento de “irregularidades” en varios condados. Y la campaña informó además que presentaría demandas en Michigan y Pensilvania para suspender el conteo de votos, bajo el argumento de que no se les otorgó acceso apropiado para la observación del proceso.