Ovidio Guzmán López, detenido este jueves por autoridades mexicanas en Sinaloa, es uno de los hijos más famosos y buscados del capo Joaquín «El Chapo» Guzmán y provocador del caos, por lo que México y Estados Unidos lo buscaban desde hace años.
Ovidio, alias «el Ratón», era uno de los herederos menos conocidos del Cártel de Sinaloa hasta el «culiacanazo» del 17 de octubre de 2019, un operativo fallido del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el que las autoridades lo capturaron, pero después lo liberaron por actos de terror del crimen organizado en Culiacán.
En medio de su creciente perfil, Washington ofreció cinco millones de dólares en diciembre de 2021 por información que conduzca al arresto o condena de Ovidio, además de sus hermanos Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López, conocidos como «los Chapitos».
Antes del «culiacanazo», de los diez hijos que tuvo el Chapo con sus tres esposas, el más reconocido era Iván Archivaldo por los lujos y extravagancias de los que presumía en las redes, donde mostraba sus autos de lujo, joyas y animales exóticos.
Pero la importancia de Ovidio en la organización quedó evidenciada con su captura de entonces y la actual, que desataron en ambas ocasiones una ola de violencia en la ciudad de Culiacán, capital del norteño estado de Sinaloa, que puso en jaque a las autoridades.
UNO DE LOS MÁS BUSCADOS
Ovidio, hijo de 32 años de Griselda López, la segunda esposa del Chapo, era uno de los objetivos prioritarios del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Según el aviso que la dependencia publicó en diciembre de 2021, Ovidio y su hermano Joaquín estaban en altos niveles de liderazgo en el Cártel de Sinaloa, donde comenzaron sus carreras criminales como herederos del poder de su hermano Edgar Guzmán López.
El «Ratón» heredó una «gran parte» de las operaciones de narcóticos y empezó a invertir una «gran cantidad» de dinero para la compra de marihuana en México, de cocaína de Colombia y de efedrina de Argentina, sustancias que traían a territorio mexicano, donde también experimentaron con la producción de metanfetaminas, según Estados Unidos.
Ovidio y Joaquín recibieron cargos en abril de 2018 de un Gran Jurado del Distrito de Columbia en Estados Unidos por distribuir cocaína, metanfetaminas y marihuana.
Los hermanos supervisaban 11 laboratorios de metanfetaminas en Sinaloa, donde producían un estimado de hasta 5.000 libras o 2.267 kilogramos de metanfetaminas al mes, que se vende principalmente a otros miembros del Cártel de Sinaloa y distribuidores de droga en Estados Unidos y Canadá, según el Departamento de Justicia.
Ovidio supo mantener un perfil bajo, pero desde 2012 el Gobierno estadounidense lo incluyó en la lista de narcotraficantes internacionales «Kingpin Act» por considerar que jugaba «un papel significativo en las actividades de su padre».
Con su inclusión en esta lista del Departamento del Tesoro, se le prohibió efectuar transacciones comerciales con ciudadanos estadounidenses y sus activos financieros en ese país quedaron congelados.
A Ovidio, nacido en el municipio de Badiraguato, en Sinaloa, lo llaman ahora uno de los principales herederos de la operación del Chapo, uno de los narcotraficantes más famosos de México y el mundo que afronta una condena de cadena perpetua desde febrero de 2019 en Estados Unidos.
PROVOCADOR DEL CAOS
Ovidio ha provocado caos en Sinaloa y ha causado algunos de los momentos más polémicos del Gobierno de López Obrador.
El actual mandatario afrontó cuestionamientos por su decisión personal de liberar a Ovidio durante el «culiacanazo», una orden que él justificó para preservar la paz en Sinaloa en ese entonces.
La nueva operación para capturarlo sorprendió por ocurrir de forma repentina a unos días de la visita del mandatario estadounidense, Joe Biden, para la Cumbre de Líderes de América del Norte.