El nuevo salvavidas que lanzó el Banco Central, a través del mecanismo de Facilidad de Liquidez Rápida, tiene una orientación definida: más que reanimar la economía, también busca paliar la crisis sanitaria que se ha expresado en las últimas semanas en carencias de capacidades hospitalarias.
Más de dos tercios de los 60,000 millones de pesos que se canalizarán hacia financiamientos tendrán un enfoque especial en los centros médicos y sus compras de equipos, insumos, medicinas, materiales de laboratorio, tratamientos médicos y mejoras en la infraestructura de la red sanitaria.
Esta vez el origen de los recursos, que representan un 1.2 % del Producto Interno Bruto (PIB), son fondos propios del Banco Central, en lugar de rebajas y liberación del encaje legal bancario, como había ocurrido anteriormente.
Hasta los momentos la inyección de liquidez del Banco Central se había centrado en reanimar la actividad económica, resentida ante el impacto de las medidas aplicadas para evitar la propagación del COVID-19.
Los cierres de las fronteras y de los aeropuertos, el cese de actividades no esenciales durante dos meses y un toque de queda representaron un fuerte revés para la economía dominicana. De acuerdo a los datos del emisor, entre enero y mayo el retroceso del Producto Interno Bruto (PIB) acumula un 8.8 % interanual.
Si bien el Banco Central ha destacado que los préstamos de los sectores productivos han crecido en promedio un 14 %, en parte debido a las medidas de emergencia aplicadas, hay un sector que sigue replegado: los hogares.
Hasta mediados de este mes, el financiamiento a través de las tarjetas de crédito se había desplomado un 10 %, de acuerdo a los datos oficiales. En su lugar, el uso de las tarjetas de débito y de los subsidios gubernamentales para atajar la crisis entre los trabajadores (como FASE y Quédate en Casa) se ha disparado.
El Banco Central ha señalado que la reactivación de la economía dominicana es posible, pero que el ritmo de recuperación dependerá del control del nuevo coronavirus.