Los bebés están ingresados en al área de cuidados intensivos de perinatología de la Maternidad La Altagracia. Dos pesan tres libras y respiran de manera normal y uno de 2 libras y media y tiene oxígeno.
Cuenta que ella vivía con su madre en Azua, donde cursó hasta el séptimo grado, pero su progenitora se casó y se fue a vivir a Barahona por lo que ella también se mudó en casa de una tía en la Capital, donde conoció a su pareja, quien tiene 21 años y trabaja en una sastrería.
La situación económica es precaria en casa de su suegra, quien, ocasionalmente, compra guandules en el mercado y luego los vende desgranados. El padrastro de su marido no está trabajando ahora, aunque es el único que tiene una cuenta bancaria en la casa, cuyo número les han dado a las personas que llaman para ayudarla.
Cada día a las 9:25 de la mañana aborda un motoconcho para ir a la Maternidad La Altagracia para alimentar a sus pequeños. “Me cobra cien pesos para ir y cien pesos para venir, pero es más barato que un taxi”, dice la joven.