Luis Rojas solo hace tomar el micrófono para, luego de un espontáneo aplauso de prospectos y personal de la academia donde se formó, descargar una mezcla de asombro (se pellizca para creerse que es el dirigente de los Metz) con optimismo desbordante sobre las posibilidades de llegar a la postemporada en una división Yam exigente como el Este de la Liga Nacional.
Rojas le agradece tanto al personal que le vio dar sus primeros pasos en esta organización, allá por 2006, que tomó un vuelo de Nueva York para hacérselo saber, decírselo en su cara a los altos directivos del club que aquí estaban y están como Rafael Pérez, Rafael Landestoy, Juan Henderson, hasta podadores del césped y el personal de limpieza, a quienes llamó por sus nombres.
“Esta semana he vivido un sueño del que no quiero despertarme y creo que nunca despertaré”, dijo Rojas, sexto dominicano en ser nombrado manager en la MLB. “La formación que recibí aquí, combinada con las enseñanzas de mi padre y la experiencia con el Escogido me formaron para asumir con el valor necesario este gran reto y con Dios por delante cumplir con las expectativas que tiene el equipo y mi país conmigo”.
Corría el año 2008 cuando Rojas, entonces con 27 años, combinaba su trabajo de dirigente en la Liga de Verano con los estudios de administración de empresa en la Universidad Católica de Santo Domingo y se prestaba a entregarle el anillo de compromiso a su novia Laura Estefan. Ese día recibió una llamada de Rafael Pérez, entonces director de desarrollo del equipo, ofreciéndole la promoción a Estados Unidos, la cual no pudo rechazar.
Hoy Estefan, con quien se casó en 2009 y han procreado un niño, es su apoyo incondicional y el estratega no deja pasar la oportunidad para hacerlo saber, en público y privado.
“Quise interrumpir la agenda para venir a decirle a Landestoy cuánto aprendí de él. Y a los muchachos que están en la academia, así como a los entrenadores que hay que mirar al cielo, aspirar a lo más grande. Tengo la gran oportunidad de llegar a las Grandes Ligas con un equipo exigente, una fanaticada que quiere ganar y tenemos el equipo en el terreno y a nivel técnico para ello”, dijo Rojas. “También a la prensa, que ha sido una gran aliada en mi formación, de ustedes he aprendido mucho”.
“Es el trabajo para el que he estado soñando por más de diez años. Si tenía dudas de algo el año pasado las despejé al estar con el equipo como coach de control de calidad. Dios mediante saldremos exitoso de esta tarea”, dijo Rojas.
Una experiencia que si bien le permitió entender mucho mejor el uso de las estadísticas de ultima generación no le hace renunciar al factor humano, esas sensaciones y olfato que aprendió con su padre Felipe y su hermano Moisés, dos íconos del béisbol dominicano.
Landestoy recuerda la llamada de Rafael Pérez y la recomendación. “Le dije que estaba listo para trabajar ya sea en oficina o terreno y que tenía madera para ser dirigente de Grandes Ligas en el futuro”, dijo el banilejo.
Osvaldo Virgil, primer pelotero dominicano en llegar a la Gran Carpa (1956) e instructor especial de los Mets, tiene claros los retos que tendrá Rojas.
“Si Luis logra manejar su pitcheo, a los jugadores con los que puede tener inconvenientes y manejar a la prensa de Nueva York, y sé que tiene la capacidad para eso, tendrá éxito”, dijo Virgil, también pionero entre los dirigentes criollos, pero como interino.
“Luis deja la presión del juego en el play y cuando entra por la puerta de su casa, ni lo bien o mal que le haya ido influye en su conducta conmigo y con nuestro hijo”, dice Estefan, que todavía reside en el país.
Rafael Pérez, que está en su segunda etapa con los Mets y fue artífice de crear la estructura educativa del equipo, fue la persona que dio el OK para su promoción en ligas menores y lo ve como que si un hijo se hubiese graduado.
Rojas será el primer latino que dirige un equipo de Nueva York entre los cuatro grandes campeonatos de Estados Unidos: fútbol americano (NFL); Grandes Ligas, NBA y hockey sobre hielo.