“Asombrada, es algo que no lo esperaba de una atleta ya tan elite (medallista olímpica), da tristeza porque es una deportista, que sean las cosas así. Dios es que sabe y lo quiso así para la suerte mía”, así reaccionó la judoca Ana Rosa al enterarse de que se quedaba con la medalla de oro tras el despojo a la brasileña Rafaela Silva en los Juegos Panamericanos Lima-2019 por dopaje.
Este miércoles, Panam Sports (Organización Deportiva Panamericana) informó que Silva, ganadora de la presea dorada en la categoría 57 kilos y campeona olímpica en Río-2016, dio positivo al fenoterol, un broncodilatador prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
La nativa de San Francisco de Macorís dice que sus compañeros de selección están muy felices, y que, “uno se siente mal porque uno es atleta y se pone en lugar de la otra persona, sabe de que lo estará pasando mal. Es un oro para el país, para mi federación y para mí, que he trabajado tanto para obtener resultados de alto nivel”.
Rosa ganó primero en cuartos de final al vencer a la peruana Kiara Arango por un ippón y después a la panameña Miryam Roper, también por un ippón, hasta llegar a la final del ocho de agosto ante Silva.
En Lima, la República Dominicana conquistó 40 medallas, de las que 11 fueron de oro, 13 de plata y 17 de bronce y con ese cúmulo de metales alcanzó la mejor actuación en unos Juegos Panamericanos en términos de calidad de medallas, superior incluso a Santo Domingo 2003, en que el país conquistó 10 de oro, 12 de plata y 17 de bronce.
Los ganadores individuales de preseas de oro recibirán un premio de RD$300,000 y su sueldo mensual a partir de septiembre de RD$35,000.
Sobre los planes que tiene con la compensación que recibirá tras obtener la presea dorada, seguirá ayudando a su mamá y continuar creciendo. Rosa es atleta del programa Creando Sueños Olímpicos (Creso) vive en Valencia en el Centro de Alto rendimiento y en un futuro quiere estudiar contabilidad.