Juan Soto y Ronald Acuña han esquivado este 2019 el temido “maleficio de segundo año”, alimentando de forma involuntaria las bases para crear otros personajes del eterno y dinámico ejercicio comparativo que tanto entretiene y fracciona a los fanáticos.
A mediados de siglo pasado (1950-1970) el debate giraba quién sería mejor entre Mickey Mantle-Willie Mays, más tarde llegaron Barry Bonds-Ken Griffey Jr., (90’s), luego aparecieron Albert Pujols y Miguel Cabrera (‘2000) y esta década, con menor ruido, Mike Trout-Bryce Harper.
Con solo 20 años y apenas temporada y media en las Grandes Ligas, Soto ya superó los 50 jonrones y mantiene a los historiadores del béisbol con las hemerotecas abiertas cada noche vigilando las marcas de precocidad este capitaleño amenaza destrozar con el madero.
Acuña, que sostiene con números una ligera delantera en la discusión ya con un premio Novato del Año en su vitrina y candidato al MVP esta zafra, está cerca de una campaña de 40 vuelacercas y 40 robos con solo 21 años, una hazaña que solo se ha logrado cuatro veces: José Canseco, Bonds, Alex Rodríguez y Alfonso Soriano.
Pero el agente de Soto, el poderoso Scott Boras (¡quién más!) estaría viendo una marcada diferencia entre ambos peloteros, a decir por lo que ha dejado entrever el gerente general de los Nacionales cuando fue preguntado esta semana sobre opciones de plantear una extensión contractual.
“Seguro que le daríamos US$180 millones por 10 años, mañana en la mañana”, dijo Mike Rizzo al portal SB Nation. “Pero no creo que él lo vaya a aceptar”, explicó el ejecutivo.
A Acuña los Bravos querían darle una extensión de US$30 millones por cinco años antes de hacer su debut ligamayorista en 2018, lo que fue rechazado por el venezolano.
Pero en abril pasado sus manejadores se rindieron a una que le garantiza US$100 millones por ocho años, un pacto que el New York Times catalogó como una “ganga” para Atlanta.
El pacto de Acuña parecía haber creado una referencia para Soto conocer su valor del mercado.
El guardabosque y bateador zurdo tiene una enorme cuota de responsabilidad en un año donde el conjunto de la capital estadounidense marcha puntero en el Wild Card, con cinco juegos de ventaja sobre los Filis.
En un equipo liderado por el antesalista Anthony Rendon (.327/29 HR/104 CE y 5.8 WAR), Soto es la segunda fuerza ofensiva con .288, 29 vuelacercas, 88 producidas y 4.0 WAR en la versión de FanGraphs. Un desempeño que ha ayudado a mitigar la partida de Harper.
El sueldo de Soto representa apenas el 0.35% de la nómina de US$218,832,220 que pagará este año el club rojo, de acuerdo con Spotrac, sitio especializado en contratos deportivos.
Son US$578,300 y no será sino hasta 2022 que podría sentir una mejor en sus desembolsos cuando calificaría para pelear su sueldo en arbitraje y para aterrizar a la agencia libre tendría que esperar hasta 2025.
Los próximos dos años, Washington puede hacerle ínfimos aumentos que no llegarían al millón de papeletas verdes. Una extensión compraría esos años que resta bajo control, pero en el béisbol de hoy este puede ser el único contrato grande que puede firmar la mayoría de pelotero, aún un fenómeno como Soto.
“Lo que ustedes (periodistas) no entienden es que todos estamos en esas extensiones a largo plazo, pero es una calle de doble vía, ambos lados tienen que estar. En realidad, hemos invertido en esos chicos financieramente y emocionalmente y son muy especiales para mí. Son chicos que he visto por años y años y años, y por supuesto queremos mantenerlos en el sistema y en la organización, y hemos seleccionado cuidadosamente muchos chicos para extenderle contratos a largo plazos y a veces funciona y a veces no”, dijo Rizzo.
Los Nacionales reclutaron a Soto en 2015 por un bono de US$1,5 millones, una lesión limitó 32 partidos su segunda temporada en ligas menores en 2017 (A-), pero solo necesitó de 39 encuentros en 2018 para demostrar que estaba listo para el más exigente nivel.