El número de días por enfermedad que los trabajadores de Reino Unido toman se ha reducido casi a la mitad desde 1993, según la Oficina de Estadísticas Nacionales. Mientras un empleado promedio solía pasar 7,2 días al año en casa por enfermedad, en 2017 esta cifra se redujo a unos 4,1 días de descanso.
Es difícil atribuir este cambio a un avance en el campo de la medicina, comenta Kylie Ainslie, investigadora asociada en el Departamento de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas en el Imperial College de Londres. Resulta que las personas no necesariamente se están enfermando con menos frecuencia.
En cambio, los expertos sostienen que la culpa la tiene una cultura de trabajo cambiante, capaz de crear un estigma en torno a aquellas personas que deciden tomarse un tiempo libre.
Los estudios demuestran que la desconfianza y el temor a ser juzgados por sus jefes han obligado a un número creciente de empleados a trabajar cuando están enfermos.
Durante la temporada de gripe, que alcanza su nivel máximo entre diciembre y febrero en el hemisferio norte, es cuando las ausencias aumentan. En esa época del año, el aire es más frío y seco: las condiciones ideales para que el virus se transmita de manera muy rápida.
Los médicos coinciden en que permanecer en casa durante las primeras etapas de la gripe (los dos primeros días después de contraer el virus, cuando el riesgo de contagio es más alto) es esencial para la salud de los trabajadores afectados, así como la de sus colegas.
Pero según una encuesta realizada en 2015 por el proveedor de seguros de Reino Unido AXA PPP, casi el 40% de los empleados no confiesan a sussupervisores la verdadera razón de su ausencia cuando llaman enfermos.
¿La razón? Temen que no les crean y los juzguen mal. Por eso, es crucial que sepas cómo comunicar efectivamente tus necesidades de tiempo libre, para preservar tanto tu salud como tu productividad y la de tus compañeros de trabajo.
El estigma de estar enfermo
Entonces, ¿por qué algunos jefes no se toman en serio que estés enfermo y necesites ausentarte del trabajo?
A medida que las nuevas tecnologías y la conectividad instantánea se han infiltrado en los negocios globales, ha surgido una nueva dinámica de trabajo.
Dependiendo del sector, estar presente en la oficina ya no es un requisito para ser productivo. Muchos trabajadores están equipados con todas las herramientas necesarias (computadora, wifi, etc.) para realizar su trabajo de manera remota.
Sin embargo, con esta libertad ha venido aparejadauna ola de desconfianza de los jefes, ya que bajo estas condiciones les es muy difícil monitorear a sus subordinados.
George Boué, vicepresidente de recursos humanos de la firma de bienes raíces comerciales Stiles Corporation, dice que el estigma proviene de «las generaciones anteriores, que nunca aceptaron que alguien pueda estar trabajando de manera productiva desde su hogar».
El estigma es una forma de resistencia al concepto de lugar de trabajo descentralizado, en el que se confía en que los empleados estarán cumpliendo con sus responsabilidades desde la casa.
La combinación de la desconfianza y la búsqueda constante de la máxima productividad ha llevado a algunos jefes a ver la ausencia relacionada con enfermedades con un ojo particularmente crítico.
Solo el 42% de los gerentes sénior encuestados por AXA PPP estuvieron de acuerdo en que la gripe era una razón suficientemente seria para no presentarse a trabajar, y menos del 40% dijo lo mismo respecto al dolor de espalda o la cirugía electiva.
Este estudio también encontró que los empleados tenían muchas más probabilidades de mentirle a su jefe sobre la razón por la que se habían quedado en casa si la causa estaba relacionada con la salud mental (el 39% diría la verdad) en lugar de la salud física (77%).
Pero no son solo las actitudes de gestión las que nos obligan a trabajar cuando estamos enfermos.
Muchos de los trabajos que una vez fueron formales y de tiempo completo se han vuelto inestables y fugaces en el contexto de los modelos económicos actuales.
Hoy, como escribió en 2017 Pete Robertson, profesor asociado de la Universidad de Napier en Edimburgo: «El trabajo puede ser temporal, de plazo fijo, estacional, basado en proyectos, a tiempo parcial, basado en contratos de cero horas, informal, de agencia, independiente, periférico, contingente, externo, no estándar, atípico, basados en plataformas, subcontratados, informal, no declarado, inseguro, marginal o precario».
Según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, tanto el número de ofertas de trabajo como los despidos se han incrementado en los últimos dos años.
A medida que esta tasa de rotación continúa aumentando, no es de extrañar que los trabajadores se ausenten menos del centro de trabajo, incluso si tienen que acudir estando enfermos. Esta práctica se conoce como «presentismo».
El problema con el presentismo
El capitalismo se ha más que triplicado en la última década, según el Instituto Colegiado para el Desarrollo de Personal.
En 2018, un estudio de este centro que contó con más de 1.000 participantes, encontró que el 86% de ellos había sido víctima de presentismo en su centro de trabajo durante el año anterior, en comparación con solo un 26% en 2010.
«Dado que los supervisores muestran muy poca comprensión o apoyo hacia los empleados que sufren enfermedades, no es difícil ver por qué estos se preocupan por llamar para decir que están enfermos», escribió en 2015 Glen Parkinson, director de pequeñas y medianas empresas de AXA PPP.
«Los empleadores deben confiar en los empleados para que se tomen el tiempo necesario si están enfermos y, en la medida de lo posible, considerar permitirles trabajar desde casa».
Permitir el presentismo puede ser mucho más costoso para una empresa que crear un entorno donde las personas se sientan capaces de tomar una licencia por enfermedad: los empleados con enfermedades contagiosas tienen un efecto en cadena.
Y en lo que respecta a la salud mental y otras enfermedades, permitir que las personas se tomen el descanso que necesitan a tiempo, puede significar para ellos un período más corto de recuperación.
Para un trabajador, pasar un día en la oficina mientras está enfermo podría causar un aumento en los casos de gripe en el centro de trabajo hasta en un 40%, según un estudio de 2013 de la Universidad de Pittsburgh.
Los autores de la investigación utilizaron los datos de más de 500.000 empleados en una simulación de epidemia en el condado de Allegheny, (Pensilvania, Estados Unidos) para calcular la propagación hipotética del virus de la influenza.
Los resultados mostraron que 66.000 infecciones (equivalentes al 11,5% del número total de empleados) fueron transmitidas en el centro de trabajo.
En su faceta más reveladora, el estudio implementó una política de «uno o dos días de descanso por gripe» para que los empleados enfermos permanecieran en casa.
El resultado fue de casi 17.000 infecciones menos con la política de un día (aproximadamente una caída del 25%) y 26.000 casos menos por con la política de dos días (una caída de casi el 40%).
Romper con la práctica del presentismo tiene claros beneficios para la salud a largo plazo en los centros de trabajo. Sin embargo, en los trabajos que carecen de una política formal, corresponde a los empleados comunicar sus necesidades a sus supervisores de una manera que no impida las operaciones diarias.
Una política de honestidad
Los expertos dicen que cuanto antes un empleado pueda notificar a su jefe, mejor.
Establecer una línea de comunicación con tu jefe al comienzo de la enfermedad puede transmitir respeto y darle más tiempo para planificar el trabajo a partir de tu ausencia.
Por encima de todo, ser honesto es la mejor manera de evitar malentendidos y resentimiento.
«La forma correcta es seguir las políticas y los procedimientos de la organización», dice Mark Marsen, director de recursos humanos de la empresa de servicios de salud con sede en Pittsburgh, Allies for Health+Wellbeing, y miembro del panel de expertos en recursos humanos de la Society for Human Resource Management.
«Lo que sí es absolutamente incorrecto es mentir o exagerar».
Marsen dice que hay dos tipos de jefes.
El primero cree que los empleados no están dispuestos a trabajar y, por lo tanto, necesitan muchas reglas. Estos gerentes estarán predispuestos a pensar lo peor de cualquier empleado, especialmente cuando la enfermedad se presenta como una excusa para estar fuera de la oficina.
El otro tipo de jefe intentará establecer estándares razonables y confiará en que los empleados sean maduros.
La responsabilidad de crear una cultura en la que los empleados se sientan capaces de tomarse un descanso recaerá en los propios supervisores, dice Marsen.
Y la mejor manera de lograrlo es predicando con el ejemplo.
«Esto significa que debes quedarte en casa y realmente desconectarte cuando te sientas demasiado enfermo para trabajar. Así tus colegas sabrán que podrán hacer lo mismo cuando no se sientan bien«.
Encontrar el equilibrio siempre será una calle de doble sentido, y requerirá que los empleados y los jefes consideren las responsabilidades y el bienestar del otro antes de hacer presión.
Especialmente durante la temporada de gripe, es crucial reducir los casos de presentismo.
«Un buen jefe debe tener empatía y comprender», dice Boué. «Nada crea un vínculo más grande entre el jefe y el subordinado que mostrar un interés genuino en el otro».
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