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Presidente Medina: “Se debe ganar la batalla a la delincuencia cueste lo que cueste”

por Informador RD

El presidente Danilo Medina dijo hoy que se debe ganar la batalla a la delincuencia cueste lo que cueste para llevar seguridad a las calles.

“Sabemos que el combate a la delincuencia es importante para traer seguridad a las calles y a los hogares. Y debemos estar decididos a ganar esa batalla, cueste lo que cueste”, agregó.

El mandatario se expresó en esos términos al pronunciar un discurso en el acto de apertura de la reunión de la Internacional Socialista que se inauguró esta mañana en un hotel de la capital.

Dijo que como mandatario tiene la responsabilidad de responder a las demandas de seguridad y confianza que demanda la gente.

Medina manifestó que seguridad también significa tener una vivienda digna y un empleo estable. ”Seguridad es no tener que preguntarse qué van a comer tus hijos mañana, ni cómo vas a poder costear su educación”, agregó.

El mandatario manifestó que los anhelos de seguridad no se han construido nunca desde el discurso de la exclusión, de la división, ni del sálvese quien pueda.

“Se escriben desde los ideales progresistas, desde espacios como éste, que deben encontrar nuevas formas de hacerle creer a la gente que el bienestar de cada hogar pasa por el bienestar de todo el país y de todo el mundo”, acotó.

Discurso íntegro del presidente Medina

Honorable George Papandreou,

Presidente de la Internacional Socialista;

Honorable Luís Ayala,

Secretario General de la Internacional Socialista;

Honorable Miguel Vargas Maldonado,

Presidente de la Internacional Socialista para América Latina y El Caribe;

Señores Vicepresidentes de la Internacional Socialista;

Señores Delegados;

Distinguidos Invitados Especiales

Amigos de la prensa;

Señoras y señores,

Muchas gracias a todos y todas por honrarnos en el día de hoy con su presencia.

Deseamos que esta reunión sea muy productiva para todos ustedes y que disfruten su estadía en la República Dominicana.

Quiero agradecer también a nuestro canciller Miguel Vargas Maldonado, quien ocupa el cargo de Presidente del Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, por haber hecho posible que esta reunión se esté celebrando en nuestro país.

Aunque, como saben, el Partido de la Liberación Dominicana no es miembro de la Internacional Socialista, sí puedo decirles que su labor y su trayectoria son un referente para nosotros, así como para todos los partidos y movimientos progresistas de América Latina.

Ninguna otra organización puede exhibir una hoja de servicios similar, en favor de los derechos, las libertades, la paz y la igualdad en el mundo. Los felicito por esa trayectoria y por continuar trabajando juntos.

Mucho antes de que se hablara del concepto de la globalización como tal, las organizaciones de la Internacional Socialista ya entendían que la conquista de los derechos y libertades fundamentales, de la igualdad y desde luego de la paz, no pueden ser comprendidas totalmente sin tener en cuenta su dimensión internacional.

Durante décadas, la extensión por el mundo de los derechos laborales, de los derechos de la mujer o de la libertad de expresión son ejemplos de cómo los pueblos pueden conquistar nuevas metas y buscar, en la experiencia del otro, soluciones para las necesidades propias.

Por poner solo un ejemplo, los procesos de transición de países como Chile o España, han sido sin duda un referente para el afianzamiento de la democracia en la República Dominicana.

Amigas y amigos,

Desde una perspectiva latinoamericana, especialmente para los hombres y mujeres de mi generación, es difícil no ser optimistas cuando echamos la vista un poco hacia atrás y valoramos todo lo alcanzado.

En las últimas décadas hemos sacado a millones de ciudadanos de la pobreza, reducido sustancialmente la desigualdad y avanzado a grandes pasos en la creación de Estados de bienestar.

Sin embargo, no podemos caer en la complacencia ni perder la perspectiva.

Debemos ser conscientes que las conquistas no son irreversibles.

No debemos olvidar que los derechos que se ganan con esfuerzo y sacrificio, pueden llegar a perderse en poco tiempo, si ese esfuerzo se disipa.

Es evidente que muchas cosas han cambiado desde la última vez que acogimos una reunión de la Internacional Socialista en nuestro país.

En los últimos 4 años se ha dado un giro en el panorama político y en el discurso público de varios países, tanto de Europa, como de las Américas.

La tendencia a desconfiar en las instituciones en general, y en los partidos políticos en particular, ha ido creciendo hasta conformar discursos antipolíticos y aislacionistas de distinto tipo.

Tras años de evolución y disrupción tecnológica, de liberalización y globalización económica, muchos sectores de nuestras sociedades parecen desorientados y a la deriva.

Ante esta desorientación es lógico que busquen certezas y sobre todo, que necesiten recuperar la confianza.

Paradójicamente, esta búsqueda de confianza, se produce cuando la evolución de las nuevas tecnologías y la sociedad de la información no hace sino fragmentar a la ciudadanía y aislar a la gente cada vez más de las opiniones y puntos de vista de sus propios vecinos.

Los algoritmos sumergen paulatinamente a cada ciudadano en su burbuja, repitiéndole lo que quiere oír y alejando las demás posiciones cada día un poco más, hasta hacer imposible el diálogo.

Se intentan así imponer discursos del miedo. Discursos que agigantan las amenazas existentes y aún inventan otras, basadas en la propaganda pura.

Que se impongan estos discursos reaccionarios, escritos en blanco y negro, desprovistos de matices, es algo que desde los partidos progresistas no podemos permitir.

Pero tampoco podemos, caer en el error de ignorar la legitimidad de las inquietudes de nuestra gente.

Tenemos la responsabilidad, cada día más urgente, de responder a las demandas de seguridad y confianza que nuestra gente, lógicamente, manifiesta en tiempos de cambios acelerados.

Pero debemos responder desde nuestros valores.

Poniendo en primer lugar al ser humano, rescatando todo aquello que nos acerca y todo lo que sabemos que mueve a nuestra gente, más allá de las fronteras.

Sabemos que el combate a la delincuencia es importante para traer seguridad a las calles y los hogares. Y debemos estar decididos a ganar esa batalla, cueste lo que cueste.

Pero sabemos también que la seguridad, la certeza y la confianza son mucho más que eso.

Sabemos que la seguridad es tener una vivienda digna y un empleo estable.

Seguridad es no tener que preguntarse qué van a comer tus hijos mañana, ni cómo vas a poder costear su educación.

Tranquilidad es saber que en caso de enfermedad tienes una red de atención que responde, una salud pública en la cual confiar.

Estas y otras muchas certezas, como ustedes saben bien, no se han construido nunca desde el discurso de la exclusión, de la división, ni del sálvese quien pueda. Se escriben desde los ideales progresistas, desde espacios como éste, que deben encontrar nuevas formas de hacerle creer a la gente que el bienestar de cada hogar, pasa por el bienestar de todo el país y de todo el mundo.

En los últimos años esa red de seguridad que se conoce como Estado de bienestar, comenzó a ganar espacio en América Latina, poco a poco no sin dificultades y, desde luego, no sin amenazas.

Porque, por supuesto, ese tipo de seguridad solo puede construirse dentro del marco democrático. Aquí no caben atajos, ni improvisaciones.

Por eso, como he dicho en otras ocasiones la Política, la política con mayúsculas, no sólo sigue siendo necesaria, sino que es más necesaria que nunca.

Ese es el camino que hemos elegido en la República Dominicana. El camino del consenso y de la construcción de alianzas, para garantizar la estabilidad y la seguridad de la gente.

El camino que no divide, sino que suma y multiplica, como muestra el Gobierno que hemos construido entre el Partido de la Liberación Dominicana, el Partido Revolucionario Dominicano y nuestros aliados del Bloque Progresista.

Apostar a la política significa poner en primer plano los recursos y la energía del Estado para reducir la desigualdad, construir un país más justo y efectivamente, más seguro para todos y todas.

Y significa también mirar más allá de las pequeñas diferencias ideológicas, para construir proyectos de unidad progresista que den respuesta a las demandas de la población.

Porque la división y la batalla interna es el alimento para el desencanto y la mejor herramienta de aquellos que no creen en la política, pero se sirven de ella para llegar al poder y velar sólo por sus intereses.

A eso me refiero cuando digo que respondamos desde nuestra experiencia y desde nuestros valores.

Donde intenten imponer la división, nosotros respondemos con más unidad.

Donde intenten recortar derechos, nosotros los ampliamos y los hacemos más fuertes.

Donde se imponga la demagogia, nosotros seguimos trabajando con hechos, con medidas concretas, con progreso social para nuestra gente.

Sé que nuestro ejemplo puede parecer pequeño a algunos de los presentes, pero lo cierto es que la República Dominicana, en los últimos años ha logrado sacar a más de un millón cuatrocientas mil de personas de la pobreza, dedicar el 4% del PIB a educación, extender la red de salud pública, democratizar el crédito e invertir en novedosos planes de vivienda social y seguridad ciudadana.

Y eso solo ha sido posible gracias a la construcción de consensos y, sobre todo, a la defensa de un principio fundamental que nos llevó a la presidencia de la República: Primero la gente, primero sus necesidades, primero su tranquilidad y bienestar.

Así es como, más allá de los ciclos informativos y aún de los ciclos electorales, estamos demostrando que los valores de justicia social, democracia y solidaridad están aquí, en la República Dominica para quedarse.

Porque si hablamos con convicción y desde nuestros valores, y si cumplimos con la palabra dada, la ciudadanía encontrará en nosotros la confianza y la seguridad que busca.

Es nuestra responsabilidad estar a la altura de sus expectativas, estar atentos a sus necesidades y tratar siempre estas necesidades como la mayor de nuestras prioridades.

Señoras y señores,

No dudo que, a pesar de la complejidad de los retos que tenemos por delante, los partidos progresistas sabremos estar a la altura de las circunstancias.

Precisamente una de nuestras señas de identidad siempre ha sido abrazar el cambio, transformarnos con los tiempos para preservar lo que es esencial.

Y lo esencial no es otra cosa que esos mismos valores humanos que esta organización, la Internacional Socialista, ha sabido mantener en tiempos y contextos muy diversos.

Espero por tanto que estas jornadas les resulten provechosas.

Temas como los que tratarán en su agenda: el valor de la multilateralidad para el mantenimiento de la paz, la defensa frente a las fake news y la desvirtualización deliberada de la democracia son, desde luego, temas muy importantes.

Y son, además, temas cuya dimensión es inevitablemente transnacional. Por eso es tan importante sentarse juntos, a poner en común perspectivas de muchos países y contextos distintos.

Vamos a demostrar, en la práctica, que la respuesta frente a los nuevos retos no es la nostalgia ni el aislamiento, sino el libre intercambio de ideas y la mirada puesta en el futuro.

Me alegra mucho que hayan elegido la República Dominicana para tener este encuentro y les aseguro que siempre serán todos ustedes bienvenidos a nuestro país.

¡Muchas gracias!

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