Papa Noel ha regresado de nuevo al polo norte, pero eso ni significa que la entrega de regalos se haya acabado. Al menos no para los miles de niños en España y América Latina, que esperan con ansiedad la llegada de los Reyes Magos el 6 de enero.
Para muchos cristianos la temporada de vacaciones no termina oficialmente hasta el día 12 de la Navidad, conocida como la fiesta de la epifanía o día de Reyes.
La fiesta celebra la adoración bíblica del niño Jesús por los tres Reyes, también conocidos como los tres hombres sabios o magos. Según el Evangelio de Mateo, los hombres lograron encontrar al niño siguiendo una estrella a través del desierto durante 12 días a Belén. Melchor, Gaspar y Baltasar, en representación de Europa, Arabia y África respectivamente, recorrieron el camino a caballo, camello y elefante con el fin de presentar al niño Jesús tres regalos.
El oro ofrecido por uno de los reyes es un reconocimiento simbólico como “rey de los judíos”, mientras que el incienso manifiesta la naturaleza divina de la existencia del bebe, ya que no es un rey terrenal, sino el Hijo de Dios. Finalmente, la mirra, a menudo utilizada para embalsamar cadáveres, dota al recién nacido como un símbolo de mortalidad, presagiando su muerte como medio para limpiar a la humanidad de sus pecados.
En la actualidad, el día 5 de enero los tres reyes magos desfilan por la ciudad junto a un gran sequito compuesto por pajes, pastores y otros personajes que van obsequiando caramelos a su paso hasta llegar al punto donde se encuentra el Belén. Al llegar la noche, los niños van a la cama y a la mañana siguiente, cuando despiertan, tienen los regalos que los reyes magos les han dejado atendiendo a la solicitud que hicieron algunos días antes en su carta.
Son muy diferentes las festividades del día de reyes en cada país. En España es tradición dejar los zapatos justo debajo de la chimenea o en el árbol para que los reyes magos dejen regalos en su interior o alrededor de ellos. Muchas familias dejan una caja de heno y agua para los animales. Los camellos son uno poco descuidados y dejan un rastro de heno que los niños pueden seguir hasta encontrar sus regalos.