Francier Reyes es un basquetbolista de origen dominicano de 22 años, nacido en Lawrence, Massachusetts, que se encuentra fascinado con la experiencia que vive en los Juegos Nacionales “Hermanas Mirabal 2018”.
“Me gusta todo, pero principalmente la gente…todos quieren hablar con uno. Es diferente a la frialdad que hay allá”, resalta el centro de 6´10 de estatura, hijo de padres banilejos. Tenía 12 años que no venía al país.
“Lo estoy disfrutando y es algo que agradecerá mientras vida tenga”, manifiesta Reyes en un entendible español.
En tal sentido, tuvo palabras de elogios sobre las facilidades que le ha brindado el Ministerio de Deportes de participar en los juegos a los dominicanos que residen en Estados Unidos, España, Italia y Puerto Rico, principalmente.
Competir y compartir
Melisa Correa, una armadora de 21 años del equipo de la Séptima Zona, que integran España e Italia, principalmente, califica de “muy gratificante” la oportunidad recibida para competir, pero más que todo para compartir con sus paisanos en el sano ambiente que proporciona el deporte.
“Es una experiencia inolvidable, yo pienso”, considera Correa, también de origen banilejo, pero nacida en Madrid, España.
Su compañera de equipo Noemi Zucchetti viene de Italia y destaca lo bien que les han recibido en su tierra de origen.
Estudia turismo y, además del español y el italiano, de donde es su padre Fabricio Zuchetti, domina el inglés y el francés. Su madre Fátima Castro es de Azua.
“Es una hermosa oportunidad que nos han dado y nos las estamos disfrutando”, subraya Noemi, quien se considera “dominicana de pura cepa”.
Con la delegación de la VII Zona también regresaron Kilmer Manuel Nova y Gerald Willis García, oriundos de Tamayo y San Cristóbal, respectivamente, quienes también residen en la Madre Patria.
Kilmer dio el “sí”
“Es una oportunidad única que no a todo el mundo se le presenta”, enfatiza Kilmer, quien dio el “si´” de inmediato cuando en junio le plantearon la idea de formar parte del conjunto de baloncesto.
“Me encanta la convivencia que hay aquí, la comida, la villa, todo”, puntualizá García, quien tiene seis meses residiendo y Madrid y de vez en cuando se le escapa una que otra “z”.
“Me siento muy bien por poder participar en los Juegos Nacionales. Es una oportunidad muy grande”, declara, a su vez, Lenin Napoleón, un beisbolista de 22años que emigró a Nueva York cuando apenas tenía cuatro.
Nació en Gualey, popular sector capitalino al que ha venido en par de ocasiones y por el que siente orgullo.
“Nunca olvido mi barrio.
Soy gualeyano”.
Justo a su lado, próximo a la fila del comedor, estaba su compañero, el lanzador Miguel Reyes, nacido en el Bronx, que no pisaba tierra dominicana desde el 2005.
“Hay que darles gracias a Dios y a las autoridades por pensar en nosotros. Aquí el clima, el aire es diferente, más limpio”, acota Reyes, hijo de padres santiagués.
Derrocha optimismo
“Hasta ahora todo ha estado espectacular. Las facilidades han sido increíbles para los atletas”, resalta Kennibel Grullón Espaillat, una pesista francomacorisana residente en Puerto Rico desde que tenía un año.
Con relación a la competencia, admite que no conoce a ninguna de las rivales que tendrá en la categoría de los 69 kilogramos, pero a pesar de ello derrocha optimismo.
“No conozco a las competidoras, pero yo espero ganar. Voy a mí”, pronostica una segura Kennibel con el “cantaíto” típico de los de la Isla del Encanto.
“Realmente, tenemos las expectativas bien altas”, agrega Génesis Arroyo, otra integrante de la selección de halterofilia de la Octava Zona (64 kilogramos).
La pequeña atleta es hija de padres azuanos y reside en “la isla” desde que tiene uso de razón.
Génesis está fascinada con todas las facilidades brindadas en la justa deportiva, entre las que destaca la abundante alimentación, la villa, la camaradería, “todo”.
“Estoy bien impresionada”, subraya.