La familia y amigos de Leonel Rondón se encuentran abrumados por la pena, luchando por encontrarle sentido a la tragedia que le quitó la vida al muchacho.
Rondón, de origen dominicano y con 18 años de edad, fue la víctima mortal de una serie de explosiones de gas que afectaron a unos 70 edificios en Lawrance (Massachusetts, EEUU). Al adolescente le cayó una chimenea de una de las viviendas afectadas encima del vehículo que conducía.
De acuerdo con Miriam Taveras, vecina de Rondón, el adolescente «ayer (día en que ocurrió la tragedia) estaba celebrando» porque acababa de pasar su examen de conducir, y había salido con unos amigos para festejar el hecho.
“Llegó a mi casa gritándole a mi hijo, ‘gané, Kenny, gané, ya tengo mi licencia’», narró Taveras al periódico Boston Globe.
Por su parte, Altabeira Ventura, de 39 años, describió a Rondón, su primo, como un «buen chico» con un futuro brillante.
«Tenía una entrevista de trabajo el domingo, y su mamá iba a comprarle un auto. Era un muchacho realmente bueno, realmente humilde», expresó.
Rondón había asistido a escuelas públicas de Lawrence a lo largo de su vida, pero recientemente se había inscrito en el colegio Phoenix Charter Academy, según un comunicado del Distrito de Escuelas Públicas de Lawrence.